Gestión del agua bajo el enfoque de las cuencas al mar

Recepción de trabajos: Del 18 de marzo al 31 de mayo del 2024

Las costas, mares y océanos son el receptáculo final de las cuencas hídricas de tipo exorreico. En ellos se depositan los sedimentos, contaminantes, materiales y organismos vivos que han sido generados en los territorios de las cuencas y que han sido transportados por la red fluvial desde las partes altas y medias hacia el mar.

A pesar de que esta condición es ampliamente aceptada por la comunidad científica, ha sido poco incorporada en los planes de gestión de las cuencas adyacentes al mar. Reconociendo esta situación, diversas agencias internacionales han realizado un llamado para profundizar en el análisis de los flujos de agua, sedimentos, contaminantes, materiales y organismos vivos que son transportados desde los suelos a través de los ríos y acuíferos hasta las deltas, estuarios y costas para llegar al mar. A este enfoque se le ha denominado “from source to sea” o de la fuente al mar.

Este enfoque integral permite comprender los desafíos relacionados con la gestión del agua y la conservación de los recursos hídricos, dado que proporciona un panorama comprehensivo de las dinámicas ecológicas, económicas, políticas y sociales que inciden en la interacción de estos elementos.

En este número de Impluvium se esperan artículos que contribuyan a la reflexión sobre los siguientes temas: el impacto de las actividades productivas sobre los cuerpos de agua en el continuo cuenca-costa-mar, sistemas de información y monitoreo integrales, dinámicas de flujos y descargas al mar, retos y oportunidades de las desaladoras, sistemas de gobernanza de cuencas adyacentes al mar.

Agua para la paz: el papel de la hidrodiplomacia

Recepción de trabajos: Del 8 de abril al 9 de junio del 2024

La hidrodiplomacia emplea instrumentos de cooperación entre las naciones y los gobiernos para la resolución de conflictos y desacuerdos en torno a la gestión del agua. Implica la colaboración de diversos actores, como autoridades gubernamentales, científicos, medios de comunicación y comunidades locales para idear y aplicar políticas, tratados y pactos que fomenten el acceso justo a los recursos hídricos.

Las aguas transfronterizas representan el 60 por ciento de los flujos de agua dulce del mundo y 153 países comparten alguna cuenca de ríos o lagos transfronterizos. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, el agua desempeña un papel fundamental en la preservación de la paz, aunque también puede desencadenar conflictos entre naciones o dentro de las fronteras de un país. La competencia entre los usuarios, la baja en la disponibilidad, los problemas de calidad del agua e, incluso, los desplazamientos climáticos provocados por fenómenos hidrometeorológicos extremos, pueden ser identificados como fuentes de conflicto.

En este número de Impluvium, se buscan contribuciones que aborden los siguientes temas: avances conceptuales en la definición de la hidrodiplomacia, mecanismos de resolución de conflictos, experiencias de cooperación para la paz en relación con el agua, retos y oportunidades para el establecimiento de acuerdos transfronterizos, marcos legales y arreglos institucionales para la gestión cooperativa del agua.

Ciberseguridad en el sector hídrico

Recepción de trabajos: Del 10 de junio al 1° de septiembre del 2024

En un mundo cada vez más digitalizado, la ciberseguridad es una prioridad para todas las instituciones que forman parte del sector hídrico. En la última década, la adopción de tecnologías como sensores remotos, sistemas de información geográfica, mapeo satelital, Internet de las Cosas, Inteligencia Artificial, Big Data y machine learning ha experimentado un rápido crecimiento. Sin lugar a dudas, existen beneficios económicos, sociales y ambientales de su implementación, pero genera también un nuevo espectro de riesgos asociado a su funcionamiento; por ejemplo, los relacionados con la intervención o bloqueo en la transferencia de información entre instituciones o para la sociedad.

El sector hídrico no ha sido ajeno a la adopción de estas tecnologías. La gestión inteligente del agua, que entre 2016 y 2020 creció en promedio 19% cada año, es una forma de recopilar, compartir y analizar datos de equipos y redes de agua a través del uso integrado de información en tiempo real, con el objetivo de mejorar la gestión operativa y estratégica de los recursos hídricos.

Las entidades encargadas de gestionar y suministrar agua enfrentan diversos riesgos derivados de ataques cibernéticos. Estos incluyen: manipulación de las operaciones, alteración de procesos de distribución o tratamiento del agua, robo de información sensible sobre los usuarios o la infraestructura, modificación de los registros operativos, financieros y de facturación, entre otros. Estas amenazas pueden tener consecuencias en la salud pública, en la confianza de los usuarios en los servicios de agua y financieras y legales.

A pesar de los posibles impactos de las amenazas, los avances en materia de ciberseguridad continúan siendo insuficientes. De acuerdo con el BID, solo siete de los 32 países tienen establecido un plan de protección de la infraestructura crítica, lo que limita su capacidad para identificar y responder a tales amenazas. Para abordar estos desafíos, se propone fortalecer áreas estratégicas como mejorar la información sobre las amenazas de ciberseguridad, proporcionar capacitación y educación específica en el sector, ofrecer asistencia técnica y herramientas disponibles, así como financiar equipos o servicios de ciberseguridad.

Considerando lo anterior, en este número de Impluvium se esperan aportaciones relacionadas con los siguientes temas: áreas de oportunidad para reducir la vulnerabilidad en la gestión inteligente del agua, medidas y mecanismos de detección y prevención de amenazas, protocolos de respuesta y recuperación ante ataques, capacitación y educación sobre buenas prácticas de ciberseguridad, panorama regulatorio en torno a la ciberseguridad en el sector del agua, entre otros.

Agua y agricultura

Recepción de trabajos: Del 2 de septiembre al 1° de diciembre del 2024

De acuerdo con la Agenda 2030 del Desarrollo Sostenible, alcanzar la seguridad alimentaria requiere de la implementación de prácticas agrícolas sostenibles. El Objetivo 2 plantea la duplicación de la producción agrícola mediante técnicas que minimicen el impacto negativo en los ecosistemas, así como la adopción de medidas de adaptación frente a eventos hidrometeorológicos extremos, como sequías e inundaciones. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la seguridad alimentaria se define como el estado en el cual "todas las personas, en todo momento, tienen acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, seguros y nutritivos para satisfacer sus necesidades dietéticas y preferencias alimenticias para una vida activa y saludable".

Esta misma organización proyecta que para el año 2050, la demanda de alimentos aumentará hasta un 60 por ciento, lo que podría impactar en la disponibilidad de agua a nivel global. En México, el 76 por ciento del agua es empleada en la agricultura, una tendencia que se observa en la mayoría de los países. En América Latina y el Caribe, los niveles de eficiencia de riego están en el rango entre el 30 y 40 por ciento, lo que indica una significativa área de oportunidad para la gestión sostenible del recurso hídrico.

Otro desafío en el vínculo agua y agricultura es la contaminación, por ejemplo, originada por el uso de plaguicidas o fertilizantes industriales.

En este número de Impluvium se esperan aportaciones sobre los siguientes temas: medidas de mitigación y adaptación ante el cambio climático, innovaciones en la infraestructura para la optimización del riego, sistemas de producción sostenibles y resilientes, enfoques integrales para reducir la contaminación agrícola, implementación de fuentes alternativas y soluciones basadas en la naturaleza para la producción agrícola, entre otras.