La degradación del área se debe a los asentamientos de grupos sociales. Otro factor de destrucción es la tala ilegal en la región, advierten expertos.

El Gran Bosque de Agua, que abarca el Distrito Federal y los estados de México y Morelos, es carcomido por la invasión hormiga a un ritmo de 2 mil 400 hectáreas por año, asegura la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial del DF (PAOT) y organizaciones ambientales.

De mantenerse estos niveles de degradación, el bosque podría desaparecer en los próximos 50 años y con ello las tres entidades donde se ubica sufrirán una severa crisis de escasez de agua potable, ya que esta zona boscosa surte el 75 por ciento del líquido que se consume en la capital del país, y la totalidad del agua utilizada en Morelos, además de abastecer los ríos Lerma y Balsas.

Comuneros, organizaciones ambientales como Green Peace, Organi-k, académicos del Colegio de México, la UNAM, la UAM, y la PAOT, han trabajado en los últimos años en el rescate del Gran Bosque de Agua.

El estudio más reciente, realizado por los academicos del Colmex y la PAOT, indica que la zona boscosa se ha reducido, principamente, por la invasión de grupos sociales que forman asentamientos irregulares con la tolerancia de las autoridades locales y federales.

Precisan que el problema es añejo, debido a que de 1976 a 2008 22 por ciento de las 120 mil hectáreas del bosque cambiaron de uso de suelo a causa de la presión por crecimiento y demanda de zonas conurbadas.

Otro factor de degradación, señalan, proviene de la tala ilegal que se da de manera clandestina en este bosque, puesto que abarca las sierras de el Ajusco, las Cruces, Zempoala, el Chichinautzin y el sistema Cadera.

Lo anterior, pese a que 73 por ciento del bosque está legalmente protegido mediante diversas modalidades de áreas naturales protegidas y suelo de conservación.

La investigación, subraya que las problemáticas se deben a que la mayor parte del bosque carece de programas y de recursos básicos para su operación, además de que no existe un plan estratégico integral de conservación y manejo con una visión regional.

Arnold Ricalde, presidente de la asociación Organi-K, comenta que en el caso del Distrito Federal y el Estado de México el bosque es amenazado por los “paracaidistas” que día a día van extendiendo la mancha urbana sin que las delegaciones o los municipios logren detenerlos.

Amenaza vial

La tala ilegal y la ivasión del suelo de conservación no son los únicos factores que mantienen en peligro de extinción al Gran Bosque de Agua.

La construcción de la carretera Lerma-Tres Marías y Ramal Tenango amenaza con partir la zona boscosa.

De acuerdo con Green Peace el desarrollo de esta vialidad, que es evaluada por la Semarnat, pejudicará la biodiversidad de la zona “al destruir el hábitat de especies únicas que se encuentran en peligro de extinción, tales como el conejo zacatuche y el gorrión serrano”.

Los opositores al proyecto han argumentado que de realizarse se dañarían las áreas naturales protegidas conocidas como Ciénegas de Lerma y el Corredor Biológico Chichinautzin.

Esto significaría impacto real para las 3 mil especies de plantas, 195 de aves y 350 de mamíferos, reptiles y anfibios que habitan en los bosques.

Aseguran que la gravedad del problema radica en que se generaría un daño biológico incalculable ya que se estima que dos de cada 100 especies de flora y fauna conocidas en el mundo viven en esta región.

El temor a la construcción se debe también a que de inmediato se generaría el crecimiento urbano sobre el Gran Bosque de Agua.

Con el crecimiento urbano se reduciría “enormemente” la capacidad de captación de agua de estos bosques, lo que reduciría aún más la recarga de los acuíferos del Valle de Toluca, de Ixtlahuaca-Atlacomulco y de la Ciudad de México.

- Claves

Delito ambiental

• En el paraje Tempiluli, de la Ciénega de Tláhuac, se han desarrollado construcciones y la invasión de asentamientos irregulares humanos, reseñan un par de denuncias interpuestas ante la PAOT en 2010.

• Diana Ponce, titular de la PAOT, advierte que la invasión del suelo de conservación es el delito ambiental de mayor incidencia en la Ciudad de México, el cual se asocia directamente con el daño al Gran Bosque de Agua.

• Durante 2010 se presentaron 2 mil 501 denuncias por diversas irregularidades; sin embargo, el 32 por ciento de ellas correspondieron a la violación del suelo de conservación.

 

A este ritmo, el Distrito Federal, el Estado de México y Morelos sufrirán una severa escasez de agua potable. Foto: René Soto