Un proyecto que saca punta al diseño y la tecnología procura dar una solución simple y económica al 2,4% de los costarricenses que carecen de agua potable.

Se trata de una vasija confeccionada de tres arcillas nacionales que se mezclan con pizote (pulpa del racimo de banano), bagazo de caña de azúcar y aserrín de ciprés y cabuya para formar un material poroso, ideal para filtrar las impurezas del agua.

El artefacto, que tiene la forma de un chorreador de café, se coloca sobre un colector o recipiente. Cuando la persona llena la vasija de líquido, este pasa por los poros diminutos que cuelan las basuritas y bacterias como la Escherichia coli (una de las causas más comunes de diarrea).

De esta manera, el agua que se recolecta en el recipiente queda libre de suciedades y puede ser ingerida por la gente sin causar problemas de salud.

El proyecto es desarrollado por Grettel Solano Coghi para obtener el grado licenciatura en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Costa Rica (UCR).

En el mercado existe gran variedad de purificadores de agua artesanales y ultra sofisticados a precios variables. Por ejemplo, el costo de uno de estos dispositivos ronda los $150 en Amazon.

La novedad de la iniciativa nacional es utilizar materiales locales y de desecho para construir el aparato con un valor estético.

Según explicó Solano, la idea surgió durante una gira a Bribri, en Limón, cuando una residente de la zona le mostró un purificador artesanal adquirido en Bélgica, pero con el sello “hecho en Nicaragua”.

“Pensé que podíamos hacer nuestra propia versión, con materiales de fácil acceso y a un costo muy accesible”, detalló Solano.

“La idea es que la vasija pueda ser fabricada por la gente en zonas donde Acueductos y Alcantarillados (AyA) no llega, que dependen de los acueductos municipales o que viven en condiciones precarias que los obligan a recolectar, por ejemplo, agua de lluvia. La idea es que tenga un costo de unos $10”, dijo Solano.

Unión de conocimiento

Según explicó la estudiante, países como Cuba y Bolivia tiene artefactos similares para tratar el agua no potable.

La solución tica emplea tres tipos de arcillas que utilizan las fábricas de ladrillos en Cartago y que se mezclan con desechos orgánicos. La pasta que resulta se cocina en el horno a una temperatura de más de 900 grados centígrados por 12 horas.

“Cuando el material orgánico se quema, crea poros en el material que brindan esa cualidad de de filtro ”, dijo Grettel Solano.

Asimismo, la iniciativa integra a otras unidades académicas de la UCR, cuyos especialistas añaden valor agregado para purificar el agua.

Grettel Valle, profesora de la Escuela de Química, dijo que están haciendo pruebas para añadir al dispositivo partículas de plata (plata coloidal) que tienen un efecto antibiótico natural y que matarían a las bacterias que podría contener el agua que carece de cloración.

“La solución (con plata coloidal) se impregnaría en la vasija para brindar mayor certeza de la limpieza del agua”, detalló Valle.

También especialistas de la Escuela de Microbiología evalúan el material para asegurar que el tratamiento que brinda la vasija al agua cumpla con los niveles de purificación que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El proyecto está en la fase final de pruebas y “ajuste de detalles”, según explicó su creadora. La investigación tiene dos años y se espera que concluya en diciembre.

Desde la década del 80, el Taller de Cerámica de la Escuela de Artes Plasticas viene investigando materiales nacionales que pueden sustituir a los importados en la fabricación de productos. Este es un ejemplo.