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Noticias Nacionales - Junio 2012


7 de Junio de 2012

Cómo enfrentar la crisis del agua en el Valle de México

 

Este lugar sufre inundaciones y sequías recurrentes, pero también problemas de abastecimiento de agua y hundimientos

A lo largo de la historia, el Valle de México -asiento de una de las urbes más pobladas de nuestro planeta, con 10 mil kilómetros cuadrados de extensión- se ha visto aquejado tanto por inundaciones y sequías recurrentes, como por graves problemas de abastecimiento de agua y hundimientos.

“En los últimos 500 años, aquí ha habido unas 25 grandes inundaciones y cada seis años también han habido intensas sequías. Y puede decirse que, en la actualidad, este valle ha entrado en un periodo de crisis: la escases de agua es evidente y, en ciertas partes de la ciudad de México, las inundaciones ahora son anuales”, indica la maestra Adriana Palma Nava, técnico académica del Instituto de Ingeniería de la UNAM.

Antes de la Conquista española, México-Tenochtitlan tenía una superficie cercana a los 12 kilómetros cuadrados y una población de 200 mil habitantes, aproximadamente. Ya entonces, uno de los principales problemas que enfrentaban los aztecas era cómo abastecerla de agua. Por eso, Moctezuma Ilhuicamina mandó construir en 1325 el acueducto de Chapultepec, que permitió traer el vital líquido del manantial localizado en ese sitio, precisamente.

Con la desecación del Valle de México, que se inició con la Conquista, las únicas fuentes de agua para la población eran los manantiales del sur y del poniente, pero poco a poco se volvieron insuficientes.

De este modo, a finales del siglo XIX se empezaron a perforar pozos, que resultaron brotantes y con agua de muy buena calidad.

Velocidad de los hundimientos

El artesianismo (presión de un acuífero, que hace posible el libre flujo de agua por encima del nivel de la superficie del suelo) de estos pozos se explica por qué las zonas de recarga de este acuífero, que eran las mismas de los manantiales, estaban a una elevación mayor que el suelo de la ciudad de México.

El agua subterránea circulaba por debajo de las arcillas que formaban el fondo de los disminuidos lagos de Texcoco, México y Xochimilco.

Por lo que se refiere a los manantiales que abastecían de agua a la ciudad de México, su caudal pasó de 359 litros por segundo en 1857 a 217 en 1884, lo cual era insuficiente para una población en crecimiento.

“Como consecuencia de la explotación del acuífero de la ciudad de México, a finales del siglo XIX ya se observaban hundimientos en algunos puntos de ésta”, señala la técnico académica de la Universidad Nacional.

En los primeros años de la década de los 30 se terminó el artesianismo y, por consiguiente, disminuyeron las aportaciones de los manantiales, que ya tenían que ser bombeados, y en 1935 dio inicio el bombeo de los pozos profundos.

Aunque ya en 1925 el ingeniero Roberto Gayol había demostrado con sus nivelaciones que el centro se hundía, no fue hasta 1947 cuando el doctor Nabor Carrillo Flores explicó científicamente por qué.

Esto ocasionó que las autoridades del Departamento del Distrito Federal frenaran la construcción de más pozos en el centro e incluso llegaran a clausurar algunos de uso particular con la veda de 1953.

El efecto se dejó notar en la velocidad de los hundimientos, que de 29 centímetros al año se redujeron a cinco a fines de la década de los 50.

Nuevo modelo del acuífero

Sin embargo, el caudal de extracción total del acuífero no se vio modificado, porque la construcción de pozos se trasladó al sur, a Xochimilco y Chalco, y también al norte con el sistema de pozos de Chiconautla, que aportaba tres metros cúbicos por segundo en 1956.

En 1975 arrancó la construcción del drenaje profundo y en 1979 los institutos de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y de Ingeniería (el primero también de la UNAM) desarrollaron el primer modelo del acuífero de la ciudad de México, que hizo posible establecer en qué zonas se podía detener el bombeo de agua de los pozos, con la finalidad de mitigar los hundimientos.

“20 años después, el doctor Carlos Cruickshank y yo desarrollamos en el Instituto de Ingeniería un nuevo modelo que incluyó la historia de las extracciones de agua de este acuífero a partir de 1920. Así vimos que hasta 2010 se le habían extraído 16 mil millones de metros cúbicos”, asegura Palma Nava.

Los expertos universitarios calcularon que, de suspenderse totalmente el bombeo de agua, a este acuífero le tomaría 32 años recuperar sus niveles piezométricos (profundidad a la que se encuentra el nivel del agua) mediante una recarga natural.

Situación complicada

Los efectos inherentes a la sobreexplotación que presenta el acuífero de la ciudad de México son el deterioro de la calidad del agua, la contaminación del mismo acuífero, la extracción de lo que se llama agua fósil y las inundaciones anuales en Chalco y Ecatepec, que podrán evitarse sólo cuando se haya concluido la construcción del emisor poniente, es decir, hacia 2014.

“En realidad, la situación es demasiado complicada. En los próximos 40 años se extraerá de él la misma cantidad de agua que se ha extraído en los 110 años anteriores, por lo que sus niveles piezométricos descenderán 40 metros más y los hundimientos promedio en la ciudad de igual manera aumentarán otros seis metros. Sobra decir que, con todo esto, se incrementará la vulnerabilidad de los sistemas de abastecimiento de agua a la zona metropolitana...”

Así pues, en opinión de los expertos de la UNAM, es urgente poner en práctica una serie de medidas para enfrentar esta nueva crisis de agua en el Valle de México.

“Tenemos que reutilizar el agua corriente y la de lluvia, detectar y reparar fugas, sustituir los actuales muebles de baño y equipos hidráulicos por otros de bajo consumo, tomar baños cortos con regaderas de bajo consumo y recuperar el agua fría no aprovechada, utilizar lavadoras de ropa de bajo consumo con cargas completas, regar racionalmente los jardines y pagar puntualmente las cuotas de consumo. En verdad no hay de otra”, finaliza Palma Nava.

Más información relacionada con este tema, en los correos electrónicos: apalman@iingen.unam.mx y ccv@pumas.iingen.unam. (Roberto Gutiérrez Alcalá)

 

 


BAJO EL AGUA. En ciertas partes de la ciudad de México, las inundaciones son anuales. (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

Fuente:
7 de junio de 2012, Cómo enfrentar la crisis del agua en el Valle de México. El Universal
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