El segundo lago más grande del país está lejos de ser un orgullo natural, mucho menos una atracción turística. La contaminación de los 344 kilómetros cuadrados de agua es un problema de seguridad pública, producto de políticas erradas y soluciones que se pintan lejanas. “La única manera de sanear el lago es con un aliviadero” comentó un especialista ambiental de Aragua que pidió no ser identificado.

El Lago de Valencia es el recipiente natural de desechos en la región central del país. Allí confluyen las aguas servidas de Aragua y Carabobo. Años de descuido en materia ambiental hicieron de la cuenca endorreica más grande de Venezuela un sitio no apto para el disfrute de ciudadanos y el aprovechamiento económico del Ejecutivo, comentó el declarante.

Industrias de Aragua y Carabobo vierten desechos en el lago sin tratamiento previo adecuado. “Deberían tener una planta de tratamiento antes de verter residuos hacia afluentes de agua”. Es erróneo pensar que las cloacas son el principal contaminante.

“En el peor de los casos se convierten en nutrientes orgánicos que producirían una lemna como la del Lago de Maracaibo”. Las verdaderas villanas son las empresas que, aunque en menor cantidad que las comunidades, vierten desechos químicos muchos más tóxicos en el agua, aclaró.

Hay que sacar agua del Lago, no evitar que llegue, comentó la fuente. Calificó como una solución coyuntural (aunque necesaria) evitar que el río Aragua confluya en el lago, acción tomada por el Gobierno de Aragua ante el colapso del dique La Curía en San Mateo. “El lago desciende 60 centímetros cada verano”.

Los niveles de evaporación son catalizados por los agentes químicos en el agua. Si no se ejecuta la solución final del lago, el trasvase de sus aguas hacia el mar Caribe, este estaría destinado a morir en unos 50 años. “Al final quedarían esteros como los que abundan en el llano venezolano”. El proyecto está en manos del Ejecutivo y su factibilidad se estudia económica y socialmente, explicó.

La responsabilidad absoluta es del Estado, es el único con los recursos necesarios para ejecutar obras de la magnitud de un trasvase.