Kingston, Las cuestiones ambientales que afectan a la tierra y el océano, y su interconexión debaten hoy los delegados de varios países en la ciudad jamaicana de Montego Bay, St. James.
La Segunda Conferencia Mundial de las Conexiones Tierra-Océano, organizada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), reúne desde ayer y hasta mañana, a unos 250 representantes de más de 70 naciones.
El objetivo general del evento es hacer hincapié en la interconexión de las actividades en tierra y sus impactos en el océano, con un enfoque en la prevención, reducción y control de la contaminación.
Asimismo propone formas de abordar esas amenazas mediante la cooperación internacional y regional.
Los desechos marinos, nutrientes y las aguas residuales figuran entre los temas debatidos con más énfasis por los participantes.
En su discurso de apertura de la cita, el ministro de Aguas, Tierras, Medio Ambiente y Cambio Climático, Robert Pickersgill, enfatizó en que cualquier enfoque para gestionar con éxito el medio ambiente, debe reconocer y tener en cuenta el fuerte y complejo vínculo entre las actividades en tierra.
A su juicio se debe incluir el análisis del uso del suelo y la planificación, y los ambientes marinos y costeros.
"La importancia de las asociaciones en el logro del desarrollo sostenible no se puede descartar", dijo.
Al respecto llamó a potenciar los acuerdos existentes en esa materia con nuevas e innovadoras asociaciones entre los gobiernos, el sector privado, las comunidades intergubernamentales, no gubernamentales y científicos, y lo más importante, las personas, aseveró Pickersgill.
Por su parte, la directora adjunta del PNUMA, Elizabeth Mrena, consideró que la conferencia es una forma de regionalización del programa de acción mundial.