Dublín, (EFECOM).- El Gobierno irlandés reiteró hoy su intención de introducir el próximo mes de enero el nuevo impuesto sobre el agua a pesar de que aumentan las protestas contra una tasa que es vista como una dura medida de austeridad.

Un portavoz del Ministerio de Medio Ambiente aseguró que el ministro del ramo, Alan Kelly, considera que el impuesto es "necesario", al tiempo que no contempla "cambio alguno" en su presente forma.

Desde el pasado noviembre, la campaña "Derecho al Agua", en la que participan diversos sectores de la sociedad irlandesa, ha organizado actos de protesta minoritarios en todo el país, hasta llegar a congregar este miércoles en Dublín a unas 30.000 personas, según la Policía irlandesa (Garda).

El diputado socialista e independiente Joe Higgins, una de las caras más visibles de la campaña, advirtió hoy de que las manifestaciones seguirán creciendo y confirmó la organización de otra protesta en la capital para el próximo 31 de enero.

Higgins indicó que las protestas irán "en aumento" hasta el mes de abril, cuando está previsto que los hogares irlandeses reciban su primera factura del agua.

Para una parte significativa de la sociedad irlandesa esta nueva tasa ha sido la gota que ha colmado el vaso, lleno ya, dicen, después de casi siete años de soportar una dura política de austeridad impuesta por el Ejecutivo de coalición entre conservadores y laboristas.

Tras el colapso de su sistema financiero en 2009, Dublín se vio obligado un año después a pedir a la Unión Europea y el FMI un rescate por 85.000 millones de euros, programa de ayuda que logró abandonar con éxito en diciembre de 2013, según los inspectores comunitarios.

En respuesta a las protestas, el ministro irlandés de Medio Ambiente, Alan Kelly, decidió el pasado mes retocar sus planes iniciales y fijar durante cuatro años un impuesto sobre el agua máximo de 160 euros anuales para los domicilios ocupados por un solo adulto y de 260 para todos los demás.

Tras la concesión del correspondiente subsidio estatal, esas cantidades caerían hasta los 60 y 160 euros, respectivamente, pero ni siquiera esta oferta ha satisfecho a la ciudadanía, que intuye que después de 2019 se volverá a subir el impuesto hasta los niveles previstos inicialmente.

Kelly ha insistido en que esta tasa es "necesaria", aunque ha reconocido que "se han cometido muchos fallos" desde la creación de la compañía semiestatal que gestionará a partir de enero el suministro del agua.

Los escándalos han acompañado a la empresa "Irish Water" por asuntos como las irregularidades cometidas en la instalación de los contadores o por las bonificaciones concedidas a sus directivos.

El ministro de Medio Ambiente ha insistido en que los ingresos que generará este nuevo impuesto son clave para desarrollar, entre otras cosas, la infraestructura del sector turístico de Irlanda.