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Noticias Internacionales - Marzo 2014


1 de marzo de 2014

Datos de NASA son luz de esperanza para cuenca del mar de Aral

 

El mar de Aral, que una vez fue el cuarto mar interior más grande del mundo, ha perdido el 90 por ciento de su volumen de agua durante los últimos 50 años, sostuvo la NASA. La enorme cuenca endorreica que rodea el mar comprende Uzbekistán y partes de Tayikistán, Turkmenistán, Kirguistán y Kazajstán.

El estudiante de posgrado Kirk Zmijewski y el profesor adjunto Richard Becker de la Universidad de Toledo (Ohio), quisieron saber si toda el agua había desaparecido para siempre o si una parte habría podido acabar en otro lugar de la cuenca, detrás de las presas o en acuíferos. También querían medir si la disminución de las precipitaciones pluviales ha contribuido a la merma catastrófica del agua.

Los investigadores utilizaron los datos de los satélites del Experimento de Clima y Recuperación de Gravedad (GRACE) de la NASA para trazar un mapa de los cambios mensuales en conjunto en la cuenca entre 2003 y 2012. Estos cambios están relacionados con los cambios del volumen de agua, tanto encima como debajo de la superficie terrestre. Trazaron el mapa de toda la cuenca del mar de Aral, aproximadamente 1,5 millones de kilómetros cuadrados.

Zmijewski y Becker descubrieron que cada año de la década, la cuenca perdía en promedio entre 12 y 14 kilómetros cúbicos de agua, el equivalente al lago Mead, el lago artificial y embalse más grande de Estados Unidos. Aunque la NASA sostuvo que esta tasa de pérdida es seria, es solamente alrededor de la mitad de la tasa de pérdida de agua del mar de Aral en sí (24 kilómetros cúbicos al año).

“Esto significa que casi la mitad del agua que ha perdido el mar de Aral ha salido por completo la cuenca, debido a la evaporación o a los usos agrícolas, pero la mitad va corriente arriba dentro de la cuenca”, señaló Becker.

En particular, ahora hay más agua en la parte central de la cuenca, donde se desarrolla casi toda la actividad agrícola de la región. En conjunto, esta área aumentó durante los últimos cuatro años del estudio. Los investigadores consideran que parte de este aumento proviene de las mejoras en prácticas de conservación del agua, aunque otra parte simplemente fue resultado de prácticas deficientes de riego, por ejemplo, agua que se escurre de las zanjas hacia los acuíferos.

Se ha informado ampliamente de la disminución de las precipitaciones en la región y los investigadores quisieron cuantificar su incidencia en la pérdida de agua. Sin embargo, no pudieron encontrar un registro completo y confiable que se haya publicado sobre las precipitaciones en toda la cuenca que haya utilizado mediciones terrestres, por lo que analizaron la información proveniente del satélite de la Misión para Medir las Lluvias Tropicales de la NASA. Inesperadamente, descubrieron que no hubo cambios en las precipitaciones desde 2002. “Nos sorprendimos más que cualquier otra persona”, indicó Becker. Con el fin de comprobar este resultado, remontaron el análisis a 1980, con los datos del Proyecto Mundial sobre la Climatología de las Precipitaciones de años anteriores. No hubo señales de que las precipitaciones en la cuenca disminuyesen a lo largo del período de 30 años.

Becker advirtió que las tendencias de las lluvias han cambiado cerca del mar de Aral y que posiblemente hayan confundido a los observadores que creyeron que la lluvia estaba disminuyendo en general. “Si bien las precipitaciones por efecto lacustre en la dirección del viento en el mar de Aral han disminuido, las precipitaciones sobre el mar como tal han aumentado, así que esto no está cambiando todo el sistema”, afirmó.

Los problemas de agua en la cuenca comenzaron en la década de 1930 con un plan de desarrollo soviético para desarrollar la industria del algodón en el desierto de Asia Central. Los ríos que circulaban hacia el mar de Aral se desviaron para alimentar los cultivos secos, con lo que comenzó la reducción del mar interior. Desde la desintegración de la Unión Soviética, varios países de la cuenca han mantenido una economía basada en el algodón.

La menor disponibilidad de agua dulce debido a las actividades humanas y al cambio climático es un problema crítico en todo el mundo que afecta a la agricultura, la economía y la política, sostuvo la NASA. “Cuando se retira el agua de la cuenca, se reduce el potencial agrícola de la región”, afirmó Becker. “Es esperanzador que las inversiones para mejorar los sistemas de irrigación haya reducido la pérdida de agua. Con una política sensata sobre el agua, cada país de la cuenca podría seguir mejorando en el futuro”.

La investigación fue publicada el 31 de enero en la revista Earth Interactions.

NASA supervisa los signos vitales del planeta desde la tierra, el aire y el espacio con una flota de satélites y amplias campañas de observación aérea y terrestre. También crea nuevos métodos de observación y estudio de los sistemas naturales interconectados de la Tierra con registros a largo plazo y herramientas de análisis computacional para ver de mejor manera cómo está cambiando el planeta. La NASA comparte este conocimiento único con la comunidad mundial y trabaja con instituciones de Estados Unidos y de todo el mundo que contribuyen a entender y proteger la Tierra.


 

Cascos oxidados de dos barcos que reposan en tierra baldía (Staecker). Estos barcos abandonados cerca de Aral, Kazajstán, son reliquias del agonizante mar de Aral.



Fuente:
1 de marzo de 2014, Datos de NASA son luz de esperanza para cuenca del mar de Aral. www.tiempo.com
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