Jouraviev señaló que las metas para el desarrollo sostenible para el 2030 son: lograr el acceso universal y equitativo al agua potable en forma segura y asequible para todos; mejorar la calidad del agua mediante la reducción de la contaminación, la minimización del vertido de productos químicos y peligrosos reduciendo a la mitad la proporción de aguas servidas sin tratamiento; y aumentar la reutilización de agua en forma segura.
En este plan de largo plazo hay que "aumentar la eficiencia", para "hacer frente a la escasez de agua y reducir el número de personas sin servicio", afirmó.
Señaló la importancia de la "gestión integrada de los recursos hídricos e todos los niveles", así como proteger los ecosistemas, ampliar la cooperación internacional y fortalecer a las comunidades locales.
Aparte de estas metas globales, el experto planteó a los operadores reunidos en Aloas 2014 que el principal desafío hacia el futuro -el acceso universal al servicio de agua potable y saneamiento- incluye "conexiones domiciliarias y alcantarillado, calidad de servicio; sustentabilidad de fuentes y adaptación al cambio climático".
También sostuvo la importancia de eliminar "la brecha entre las ciudades y las áreas rurales; para lo que se requieren subsidios públicos significativos y de largo plazo"; así como el "tratamiento de las aguas servidas, en referencia a la creciente contaminación de la agricultura y la industria".
El "drenaje urbano" con el adecuado "manejo de aguas de lluvia e inundaciones"; la "disminución del consumo de agua por personas y el uso urbano total, en respuesta a las inevitables alzas tarifarias"; fueron los otros desafíos planteados por el experto.