El gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, informó este viernes que ha solicitado el permiso del gobierno federal para llevar a cabo una medida de emergencia: renovar el bombeo de agua en el sistema Cantareira, el principal embalse de la ciudad, hoy casi vacío.
Tras nueve meses de una sequía sin precedentes, el 95% del agua se ha consumido.
Alckmin, reelecto la semana pasada, ha sido criticado por no imponer un racionamiento de agua que ayude a hacer frente a la crisis. Muchos lo acusan de no haber tomado una decisión al respecto por no afectar su campaña electoral.
La caída del nivel de agua en el sistema Cantareira ha expuesto un paisaje de tierra resquebrajada y decenas de autos viejos que han caído a la represa en el transcurso de los años.
Otras 29 ciudades brasileñas se han visto afectadas por la sequía.