MÉXICO -- La vida en la tierra comenzó en el agua, pero la vida en el planeta también puede terminar cuando falte el líquido, principio que cobra una especial importancia en todo el mundo por la celebración de la XXIV Semana Mundial del Agua.

El encuentro, que cada año se lleva a cabo desde 1991, en esta ocasión se realiza del 31 de agosto al 5 de septiembre en la ciudad de Estocolmo, Suecia, organizado por el Instituto Internacional del Agua de Estocolmo (SIWI, por sus siglas en inglés).

Los principales representantes a nivel mundial en materia de agua y energía se reúnen para hacer un intenso llamado a la población de todos los rincones del mundo a trabajar juntos y afrontar los principales retos de nuestro tiempo en la materia, que son contar con agua potable y energía suficiente.

La importancia del agua como recurso para la supervivencia del ser humano puede sonar como un asunto retórico o incluso frívolo, pero no es así debido al enorme peso que tiene en nuestras vidas.

El agua cubre el 71 por ciento de la superficie de la tierra, es decir, alrededor de tres cuartas partes del planeta están cubiertas por el vital líquido, palabra que ya no debe sonar como lugar común.

En los océanos se concentra más del 96 por ciento del recurso, mientras que el resto se reparte en lagos, humedales, embalses, ríos, seres vivos y atmósfera.

El agua también es un elemento común dentro del sistema solar al que pertenece nuestro planeta, donde se le encuentra sobre todo en estado de hielo, que es el material base de los cometas, así como en el vapor que componen sus colas.

Este elemento natural representa, además, el principal componente del cuerpo humano, el cual posee 75 por ciento de agua al nacer y 65 por ciento en la etapa adulta.

Alrededor del 65 por ciento de este líquido se encuentra en el interior de nuestras células y el resto circula en la sangre.

De este tamaño es la importancia que tiene el recurso. Por ello, la Semana Mundial del Agua constituye un foro único para el intercambio de experiencias y prácticas entre científicos, empresarios, políticos y población en general sobre la importancia de preservar este recurso.

El encuentro se centra este año en los retos que implica para el ser humano el impacto de la civilización sobre el medio ambiente, además de su propia salud.

El año pasado, participaron en el encuentro 2.600 delegados en 120 actividades preparadas por las 270 organizaciones que formaron parte de la Semana Mundial del Agua, esfuerzo que tiene otros antecedentes.

En septiembre del año 2000, dirigentes del mundo se reunieron en la sede de Naciones Unidas (ONU) en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, para aprobar la Declaración del Milenio.

Los participantes comprometieron a sus países a una nueva alianza dirigida a reducir los niveles de pobreza extrema, así como a alcanzar una serie de metas conocidas como los Objetivos de Desarrollo del Milenio, cuyo límite concluye en 2015.

El decenio termina oficialmente el 22 de marzo de 2015, que es al mismo tiempo el Día Mundial del Agua.

La preocupación y ocupación es mundial, y por supuesto abarca América Latina. Durante la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable que tuvo lugar en Río de Janeiro, Brasil, del 20 al 22 de junio de 2012 con el nombre "El mundo que queremos", se reconoció la necesidad de incluir el tema del medio ambiente.

Datos contundentes apoyaron este principio, por ejemplo, que el 90 por ciento del aumento en el uso de agua provendrá de los países en transición al desarrollo económico, mientras que la demanda global de energía aumentará 44 por ciento entre 2006 y 2030.

La Asociación Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) señala que para el 2035, el consumo mundial de energía crecerá 35 por ciento, mientras que el consumo de agua por parte del sector eléctrico se incrementará 85 por ciento, especialmente en los países en desarrollo.

Según el Consejo Mundial de Energía (CME), en América Latina la generación de electricidad se incrementará en 550 por ciento para el año 2050 y el consumo de agua crecerá en 360 por ciento.

Guiados por esta preocupación, gestores comunitarios de todo el continental se reunirán del 9 al 11 de septiembre en el Centro de Transferencia Tecnológica y Educación Continua (CTEC) en la ciudad de San José en Costa Rica.

En este marco se realizará la Feria del Agua 2014, cuyo objetivo principal es "contribuir al establecimiento de vínculos entre los gestores y diferentes iniciativas de tecnologías en agua y saneamiento".

De acuerdo con los promotores, la gestión comunitaria del agua en América Latina, que se desarrolla desde hace más de 40 años, está representada actualmente por 80.000 organizaciones que ofrecen servicios a más de 70 millones de personas.

Baste recordar que cuando los europeos llegaron al continente americano se maravillaron con la potencia, sonido, inmensidad, fuerza y color de lo que después fue llamado río Amazonas, porque pensaron que se trataban de las fuentes mismas que originan los océanos.

El Amazonas es el río más grande del continente y representa una quinta parte del agua dulce del planeta, además de ser la cuenca hidrográfica más grande del mundo con sus 7,05 millones de kilómetros cuadrados.

El especialista estadounidense en sequías, Donald Wilhite, profesor de la Universidad de Nebraska-Lincoln, uno de los expertos más reconocidos a nivel del mundo en la materia, ha dicho que la sequía es el "pariente pobre" de los fenómenos naturales.

Para ayudar a romper este ciclo, Wilhite trabaja en Brasil en un proyecto piloto del Banco Mundial (BM) que diseña el primer sistema nacional de monitoreo constante de la sequía en el estado de Ceará, uno de los más secos de noreste de Brasil.

¿Pero qué hacer para revertir la tendencia en el uso del agua? ¿Qué hacer como seres de carne y hueso, como personas de a pie para contribuir al cuidado del recurso?

De acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Manejo del Agua (PNUMA), creado en 2011, la mejora de la eficiencia en el uso del agua significa "aumentar su productividad, es decir, reducir la intensidad de su uso y de la contaminación de las actividades socio-económicas".

¿Qué hacer en lo personal para su cuidado? Aquí algunas recomendaciones simples de los especialistas que cualquier persona puede seguir en su hogar, lugar de trabajo o escuela:

Reportar fugas de agua a las autoridades.

Regar las plantas al anochecer para evitar la evaporación.

Lavar el auto con cubeta y un trapo, no con manguera.

Cerrar la llave de la regadera mientras te enjabonas al bañarte.

Cerrar la llave del grifo al lavarte los dientes o afeitarte.

Con estas sencillas recomendaciones practicadas por millones de personas al mismo tiempo en todo el mundo, la situación puede cambiar y entonces podremos decir satisfechos que "el agua es una fuente de vida".