Ramón Aguirre Díaz, director general del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), informó que aunque lo deseable sería cambiar ocho mil kilómetros de la red, pero como eso no se puede hacer en el corto plazo debido a la elevada inversión que ello implica, ya se piensa en un plan para la renovación de cuatro mil tramos de ductos durante esta administración.

Estas cuatro mil tuberías ”son muchas”, dijo; ya que en los próximos cinco años se invertiría el doble de lo que se destinón los últimos 10 años en la infraestructura hidráulica de la capital.

“Se están haciendo no sólo los estudios técnicos, porque esos es la parte relativamente sencilla sino se están haciendo todos los estudios que justifiquen las inversiones; desde el punto de vista financiero, desde el punto de vista de los beneficios sociales, ambientales y temas que tienen que ver con la sustentabilidad”, subrayó.

Puntualizó que si se hacen bien las cosas, permitirá evitar problemas como los ocurridos, pues se quitarían todas las tuberías que son vulnerables y que ante una falla no sólo se afecta el servicio, sino como el caso de la fuga de la semana pasada en carriles centrales del Periférico, la movilidad.

El director general del Sacmex sostuvo que el gran reto es garantizar el agua para las siguientes generaciones y para ello se requieren de planes que no son baratos ni sencillos de llevar a cabo, pero que permitan resolver el problema.

Finalmente el funcionario local dijo que se invertirán siete mil 500 millones de pesos para el proyecto de eficiencia del sector, donde se incluyen los cambios de las tuberías y éste sería a través de incentivar la participación privada en este fin y detectar fugas.

Admite percepción equivocada

La primera impresión que tiene la gente ante una fuga de agua es que el personal del SACMEX no se presenta, cuando en realidad lo que hacen los trabajadores es buscar la válvula respectiva para cerrar el paso del agua y poder así comenzar la reparación.

Aguirre Díaz explicó que no siempre está cercana la válvula de donde se presenta una fuga, por lo que la tarea es cerrar no sólo una sino, en ocasiones, varias válvulas antes de dar con la correcta, esto debido a la interrelación que hay entre las redes.

En entrevista con EL FINANCIERO, el directivo comentó que la edad promedio de la infraestructura hidráulica de la capital es de entre 50 y 60 años, por lo que con el paso del tiempo se ha deteriorado todavía más.

“Sí tomamos en cuenta que un tubo dura unos 50 años, pues habría que cambiar toda la red, tanto de agua como de drenaje, eso sería una situación deseable, pero no es ni financiera ni técnicamente razonable”, dijo.

Aguirre Díaz dijo que tras la fuga que se presentó el pasado miércoles en Periférico y Legaria, quedó de manifiesto la necesidad de cambiar 30 por ciento de la red bajo un esquema estratégico de que se cambie en las zonas donde hay mayor incidencia de fugas.