México, DF. Elena Burns, académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y coordinadora de la campaña “Agua para Todos”, censuró que las autoridades continúen estableciendo políticas públicas como la construcción del emisor oriente y la concesión de toda el agua residual que sale de la ciudad de México al grupo Carso, pues ambas apuntan a profundizar la crisis hídrica que vive la cuenca del valle de México al tirar al drenaje toda el agua pluvial que nos viene de la naturaleza y que podría garantizarnos ese recurso con calidad de manera permanente y a bajo costo.
Seguimos invirtiendo en proyectos carísimos para expulsar el agua de lluvia, que es agua de buena calidad que nos llega de arriba, sólo en el sexenio pasado “el emisor oriente iba a terminarse con un costo de 19 mil millones de pesos, pero se han gastado hasta la fecha 21 mil millones de pesos y el avance físico de la obra ha sido de una cuarta parte de todo el proyecto”, afirmó.
Con “los votos” del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) y la Comisión de Aguas del Estado de México (Caem) “ese proyecto fue financiado bajo secrecía fiduciaria y es la obra más grande en la historia del país, sin licitación”, agregó al presentar ante la Comisión de Gestión Integral del Agua de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) una iniciativa ciudadana de Ley General de Aguas: Derechos Humanos, Sustentabilidad y Participación.
Abundó que con el argumento de que hay una emergencia en la cuenca, esas autoridades decidieron expulsar esas aguas, “aguas que podríamos estar almacenando en lagos, en acuíferos, en cisternas y en lagunas pero seguimos con esta lógica”.
Tras señalar que la ciudad necesita de una nueva ley de aguas capaz de cambiar ese modelo de gestión que lleva 400 años, “una ley que no puede ser cualquier ley y por ello quiere como lo establece la Constitución Mexicana de una enérgica y propositiva intervención ciudadana para poder revertir estas tendencias que llevan siglos”, censuró que los 23 mil litros de agua residual que desaloja la ciudad de México se hayan concesionado por 25 años al Grupo Carso, “bajo un esquema en donde estamos garantizando 8 por ciento de utilidades por encima de la recuperación de sus inversiones y sus costos de operación”.
La académica dijo que sería interesante saber en qué va a usar esa agua el grupo encabezado por el empresario Carlos Slim, sobre todo a la luz de “los dos grandes gasoductos que están programados para venir desde el Golfo de México y el océano pacífico para llegar a Atotonilco en el estado de Hidalgo, en donde está ubicada la planta de tratamiento manejada por el Grupo Carso, que controla las aguas residuales que salen de la ciudad”.
En otra parte de su presentación, y en respuesta al discurso oficial de que el agua nos viene de acueductos, pozos, ultraprofundos, desalinizsadores, empresas privadas etcétera, “finalmente el agua viene de las cuencas que son formadas por las montañas y cerros, y que son los vasos de los cuales tomamos agua; nuestra agua, la recibimos principalmente de lluvias intensas durante pocos meses del año, se encuentra en cuencas sanas, donde hay vegetación y suelos que almacenan, aprovechan e infiltran el agua de lluvia permitiendo así su uso todo el año.
Indicó que la clave está en cuidar las cuencas, pues con ello tendremos agua para siempre, con calidad, sin los enormes costos de trasvases, y la construcción de enormes y costosos elefantes blancos.