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Noticias Nacionales - Julio 2014


6 de julio de 2014

Pagan juarenses millones por tratar agua… y se desperdicia

 

Gabriela Minjáres

Aun cuando la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) asegura que a partir de este año el 100 por ciento de las aguas residuales generadas por los juarenses son tratadas, el nivel de saneamiento es tan bajo que casi todo el líquido que se procesa no se puede reusar y se desperdicia a pesar de que, en conjunto, los usuarios pagan millones de pesos por este servicio.

De acuerdo con datos oficiales del organismo operador del agua en la ciudad, de los 3 mil 283 litros por segundo de aguas negras que se procesan en las cinco plantas de tratamiento que hay en la ciudad, hasta un 96 por ciento se desechan en el Valle de Juárez porque la calidad de la limpieza es baja y su uso se restringe hasta para el riego agrícola, porque no se puede utilizar en legumbres y verduras que se consumen crudas, sólo para forrajes, granos y frutas.

El resto del líquido, unos 146 litros por segundo, recibe un tratamiento de mejor calidad que permite su uso para el riego de áreas verdes y panteones, retretes y mingitorios, lavado de carros, compactación de suelos, limpieza de pisos, en fuentes de ornato y llenado de lagos artificiales.

Por esta agua reciclada de mayor calidad que distribuye y vende a través de la línea morada a unos 80 establecimientos y dispone en garzas de las que se surten las pipas, la JMAS recaudó el año pasado 1 millón 523 mil 608.84 pesos.

Sin embargo, tan sólo el año pasado, por concepto de saneamiento la JMAS cobró a los usuarios 273 millones 260 mil 475.33 pesos, mientras que este año, hasta el mes de mayo, reporta el ingreso de 111 millones 462 mil 696 pesos por el pago del mismo servicio.

De los recursos que se recaudan por saneamiento, al mes se pagan unos 22 millones de pesos, en promedio, a la empresa Degrémont, filial del grupo Suez Environnement, empresa de origen francés con la que tienen concesionada la operación y mantenimiento de tres de las cinco plantas: la Norte, la Sur y la Valle de Juárez; mientras que la de Anapra y Laguna de Patos dependen directamente de la Junta.

Aunque para la JMAS el costo del tratamiento y saneamiento de las aguas residuales no es mayor que los beneficios obtenidos porque antepone como prioridad el cuidado del medio ambiente y la prevención de problemas de salud pública, para Gustavo Córdoba Bojórquez, investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef) experto en ecología y asuntos relacionados con el agua, el nivel de saneamiento todavía es ínfimo.

“Una cosa es el tratamiento y otra el saneamiento, las aguas residuales se están tratando porque llega el flujo a las plantas, pero el saneamiento implicaría que remuevan la cara contaminante y tuviéramos en el afluente una agua de calidad óptima para algún tipo de uso, como riego de parques y lavado de carros con un nivel óptimo, pero todavía el porcentaje de remoción de masa orgánica no pasa del 60 por ciento”, explica.Menciona que lo más importante es que haya producción de agua residual tratada de buena calidad, porque el objetivo es que el 20 por ciento del agua que se usa en la ciudad sea de segunda mano o de reuso, como lo propone el nuevo Plan Maestro de Agua y Saneamiento de Juárez.

Pero de acuerdo con los datos proporcionados por la JMAS, sólo el 4 por ciento del agua saneada tiene calidad para ser reutilizada en un nivel más amplio y entrar en contacto con el ser humano, aunque al año los usuarios no compran ni siquiera el 1 por ciento de líquido limpio que el año pasado se cotizaba a 7.03 pesos el metro cúbico (mil litros) con IVA, este año cuesta 7.53 pesos.

Manuel Herrera Mercado, director Técnico de la JMAS, dice que si bien todas las aguas negras que se producen en la ciudad son procesadas y las cinco plantas operan con un segundo nivel de tratamiento, la calidad de la limpieza es distinta porque depende mucho de los costos.

“Las cinco son de tratamiento secundario, pero aun así hay niveles en cada una, por ejemplo las que son calidad 20/20, con esas aguas puedes regar parques, la gente puede andar en el pasto, lo que no se puede hacer con el agua de la planta sur o de la norte, hay un volumen que no se puede utilizar para regar pasto”, expone.

El volumen que no se puede utilizar, porque sólo se le remueve una menor cantidad de masa orgánica en niveles identificados como 60/60, es prácticamente todo el caudal que reciben las plantas Norte y Sur, que dan cobertura en 243 hectáreas de la ciudad y acumula prácticamente el 88 por ciento de todas las aguas residuales que se generan en Juárez.

Tratadoras, deficientes y subutilizadas

Además del bajo nivel de saneamiento de la mayoría de las plantas de tratamiento, al menos dos de las cinco operan con deficiencias y en su mínima capacidad, mientras que otras dos, desde su origen y hasta hace apenas dos años el nivel de limpieza fue primario, pero como una estuvo rebasada, la limpieza del líquido que ambas procesaban prácticamente no existía, aunque sí cobraron miles de pesos a los usuarios por este servicio.

Esta situación se presentó desde que en la ciudad entraron en funcionamiento las primeras dos plantas de aguas residuales, la Norte y la Sur, que desde el año 2000 que comenzaron a operar con el nivel de tratamiento primario lo hicieron de manera deficiente.

Manuel Herrera expone que el problema se presentó principalmente en la planta Sur, que tenía una capacidad instalada para recibir mil litros por segundo de agua, pero llegaban hasta mil 700, porque la cantidad de descargas era mayor debido a que da cobertura a la zona de crecimiento urbano de Juárez.

“Cuando empezaron a funcionar hubo problemas porque la Sur tenía capacidad para mil litros y llegaban hasta mil 700, lo que implicaba que el excedente se quedaba sin tratar y se contaminaba. Pero además, cuando se depositaba al canal se mezclaba con la que venía de la planta Norte ya tratada”, narra.

Esta situación provocó que las aguas “tratadas” tuvieran malos olores tan intensos que en su trayecto afectaron a los residentes de fraccionamientos como Riberas del Bravo y hasta en Estados Unidos, donde los habitantes también se quejaron por esta situación.

También afectó porque los lodos que se generaban eran trasladados en transporte por las áreas urbanas a un lecho de secado localizado por el Panteón San Rafael.

“Esto significa que durante 10 años a los juarenses nos cobraron el servicio de saneamiento aunque estrictamente no existía porque el agua no tenía la calidad de efluente adecuada porque se contaminaba”, destaca Gustavo Córdoba.

Y es que fue en 2012, justo cuando terminaba la concesión con la empresa Degrémont y se habían pagado más de mil millones de pesos provenientes del cobro que mensualmente se hace a los usuarios en el recibo, cuando se amplió la capacidad de la planta Sur a 2 mil litros por segundo, en la Norte se creó un módulo de 100 litros por segundo para elevar la calidad de saneamiento y ambas se escalaron a segundo nivel de tratamiento, además de que se construyó un ducto de casi 10 kilómetros para transportar los lodos.

Por estas adecuaciones en las que se invirtieron 700 millones, informa la JMAS, la concesión con Degrémont se amplió a otros 15 años de operación y se le paga un promedio de 22 millones de pesos mensuales por el servicio en ambas plantas.

Otra de las plantas que opera de manera deficiente es la de Anapra, la que entró en funcionamiento en 2010 con una capacidad instalada de 62 litros por segundo, aunque a la fecha sólo recibe 22, es decir apenas una tercera parte del líquido que puede tratar.

Herrera Mercado menciona que esta situación se debe a que de las 4 mil 500 descargas de drenaje que se instalaron a pie de lote, hasta unas mil familias no se han conectado por falta de recursos económicos para realizar la obra al interior de sus domicilios. Por lo que estas familias tienen fosa séptica o letrina y algunos todavía desechan aguas de lavado en la vía pública.

Debido a esta situación, la planta tratadora de aguas residuales de Anapra que opera con segundo nivel de tratamiento y mejor nivel de calidad de saneamiento (20/20, porque se elimina la mayor cantidad de masa orgánica), da servicio en su mínima capacidad, apenas con uno de los tres módulos que tiene y con los que se podrían tratar hasta 90 litros por segundo.

Aunque para la JMAS esta situación supuestamente no le genera un impacto negativo porque asegura que no prenden todos los sopladores, que es con los que se gasta mucha energía y además la operan directamente ellos, Gustavo Córdoba considera que este equipo está subutilizado y se trata de una inversión pública desperdiciada.

“Sin duda alguna hay una subutilización de la infraestructura de saneamiento en el caso de la planta de Anapra, se requiere de un programa para que dé el gasto porque está muy por debajo de su capacidad y eso es grave porque se están desperdiciando los recursos públicos porque el mantenimiento se le tiene que dar de todos modos y se está siendo deficiente en la operación”, afirma.

Una situación similar se presenta en la nueva planta de tratamiento que apenas hace un mes fue inaugurada en la ciudad, la Valle de Juárez, que también opera en su mínima capacidad y con deficiencias porque la tubería que conduce las aguas residuales apenas se encuentra en construcción y falta infraestructura para dar salida al líquido procesado.

Pero por esta planta concesionada a Degrémont con un segundo nivel de tratamiento y nivel de saneamiento de 75/75, el más bajo de todas, la JMAS informa que aún no se paga ni una factura, por lo que todavía no ha generado gastos.

De tal suerte que la única de las cinco plantas que funciona en mejores condiciones es la que se denomina Laguna de Patos, que opera directamente la JMAS con un segundo nivel de tratamiento y un alto nivel de saneamiento –20/20– que permite un uso amplio del líquido y tener contacto con los seres humanos.

Esta planta da servicio a la Ciudad del Conocimiento, ubicada en el extremo suroriente de la ciudad, donde se riegan las áreas verdes y se utiliza en los sanitarios.

Si bien la JMAS asegura que con las cinco plantas logró el tratamiento 100 por ciento de las aguas residuales que se generan en la ciudad, el hecho es que en 17 colonias de Juárez todavía existen unas 6 mil familias que carecen del servicio de agua potable y alcantarillado, por lo tanto de saneamiento, lo que las pone en peligro a ellas y a la comunidad por el mal depósito de las heces fecales que contaminan el medio ambiente.

“Desde que se fundó Juárez hasta el año 2000 no tuvimos saneamiento y luego los siguientes 10 años prácticamente no existió a pesar de que nos lo cobraron y ahora hay un buen nivel, pero sólo en las plantas chicas, así que todavía hay trabajo por hacer en esta materia”, dice el investigador Gustavo Córdova. (Gabriela Minjáres/El Diario)

Numeralia

3 mil 283

litros por segundo de aguas negras que se procesan en las cinco plantas de tratamiento

El 96%

se desechan en el Valle de Juárez porque su calidad de limpieza es muy baja

273.2 mdp

cobró la JMAS a usuarios en 2013 por concepto de saneamiento

111.4 mdp

reporta la Junta como ingreso hasta el mes de mayo por el pago del mismo servicio

22 mdp

De los recursos que se recaudan se pagan a la empresa Degrémont, que tiene concesionada la operación y mantenimiento de la Norte, la Sur y la Valle de Juárez

Sólo 4%

del agua saneada tiene calidad para entrar en contacto con el ser humano pero los usuarios no compran ni siquiera el 1 por ciento de líquido limpio


 

Una empresa de origen francés opera y da mantenimiento a tres de las cinco procesadoras de aguas negras que hay en la ciudad Pagan juarens

 

Fuente:
Gabriela Minjáres, 6 de julio de 2014, Pagan juarenses millones por tratar agua… y se desperdicia. diario.mx
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