El agua de la Península de Yucatán está contaminada con sustancias cancerígenas. El glisofato, señalado en el estudio La huella de los plaguicidas en México, realizado por la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto de Ecología, Pesquería y Oceanografía de la Universidad Autónoma de Campeche y la organización ambiental Greenpeace, se suma a los plaguicidas organoclorados, metales pesados y esteroles fecales, descubiertos por la Unidad de Ciencias Biomédicas, del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi”, de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y la UNAM.

Realizada en Campeche, Yucatán y Quintana Roo, durante octubre de 2015, la investigación de Greenpeace afirma que las mayores concentraciones de glisofato, sustancia química utilizada en la agricultura para eliminar hierbas, “se presentan en las aguas del estado de Yucatán, seguido del Río Champotón y de la laguna de Términos”.

La organización ambiental declara que “el uso masivo e intenso de plaguicidas en “En Hopelchén, los cultivos de maíz, sorgo y jitomate, entre otros, originan la contaminación de las aguas subterráneas ya que muchos plaguicidas tienen una vida media de varios meses, lo cual les confiere la capacidad de permanecer mucho tiempo en el ambiente”. Incluso, tras un estudio realizado en 2010, se mostraron los residuos del herbicida 2, 4-D en agua de pozo de algunas localidades de Campeche.

El riesgo, explicaron, es que “debido a que en la península de Yucatán se tienen varias zonas de cultivo, incluyendo los transgénicos, y que además estos compuestos de plaguicidas pueden ser arrastrados a la zona costera por medio de escurrimientos e infiltraciones por el tipo de suelo de la región que es calcáreo, es decir que proceden de la descomposición de la piedra caliza, por lo tanto las infiltraciones suceden de forma preocupante”.

Afirmaron que el uso de las sustancias tóxicas en transgénicos es excesivo, incluso en los cultivos convencionales de soya y maíz, entre otros, “el glisofato es aplicado sin distinción”. 

El uso de agroquímicos en Hopelchén también pone en riesgo la apicultura de la zona, porque los compradores europeos prefieren la miel orgánica, sin residuos de sustancias, añadió. 

Cuestionado por La Jornada Maya al respecto, el secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente de Yucatán, Eduardo Batllori Sampedro, declaró la presencia de glisofato en orines y agua de pozo en Hopelchén “muestra una situación del uso, mal uso o abuso con impactos importantes en el agua y la salud de las personas”.

El glisofato tiene un ingrediente activo que se degrada rápido, pero con compuestos que le permiten romper las hojas, lo que en el cuerpo humano causa cáncer, según estudios realizados con ratones, explicó. Entre los órganos afectados están los riñones y páncreas, agregó.

Indicó que Yucatán también corre el riesgo de presentar glisofato, debido a que comparte el mismo acuífero con Campeche y “es probable que lo que suceda en Hopelchén pueda tener repercusión”. 

Cáncer

El glisofato no es la única sustancia cancerígena presente en el manto acuífero de la península de Yucatán. De acuerdo con estudios de la UADY, el agua del anillo de cenotes de Yucatán está contaminada con plaguicidas organoclorados, metales pesados –como plomo, cadmio y cobre, y esteroles fecales, consecuencia de la actividad ganadera y agrícola.

Existen registros de agroquímicos en la leche materna y sangre de las mujeres de las comunidades mayas que rodean al anillo de cenotes, lo que, según el candidato a doctor Ángel Polanco Rodríguez, ha ocasionado un incremento en las tasas de mortalidad de cáncer cervicouterino y cáncer de mama.

El 81 por ciento de las muestras de leche materna realizadas dieron positivo en la presencia de plaguicidas organoclorados, los cuales provienen de hidrocarburos y son utilizados en las actividades ganaderas, indicó, según los estudios.

Batllori Sampedro señaló que el año pasado se realizó una colecta de envases de agroquímicos, en los que se recabaron entre seis y 10 toneladas, mientras que se prepara una segunda par el final del 2016. Enfatizó que “ojalá lleguemos a un Yucatán orgánico, libre de agroquímicos”.