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Se estima que el 60% del agua dulce continental y superficial (ríos, lagos, lagunas, arroyos) se encuentra atravesada por fronteras internacionales y, que el 40% de la población mundial habita a lo largo de 276 cuencas transfronterizas distribuidas en cinco continentes, sobre los cuales 145 países ejercen algún tipo de soberanía en sus aguas compartidas. Además, diversos organismos internacionales han inventariado a la fecha 592 Sistemas Acuíferos Transfronterizos, de los cuales está pendiente su evaluación sistémica para poder determinar aspectos tales como: su conexión hidráulica con las 276 cuencas transfronterizas, el volumen de agua que almacenan, el volumen de extracción anual y, el destino final de la misma. Considerando lo anterior, el estudio de las aguas transfronterizas en su conjunto exige perspectivas de análisis interdisciplinarias pues, por su movilidad cíclica e infinita, el agua es un sistema que concatena tres dimensiones interdependientes: la científica/técnica, la jurídica o regulatoria y la política pública. En esa tesitura, se debe recordar que los Objetivos para el Desarrollo Sostenible Agenda 2030 y los 17 Objetivos para Transformar Nuestro Mundo, indican en su objetivo 6: “Asegurar el acceso al agua y saneamiento para todos”, y en el apartado 6.5 dice que, para 2030, se deberá poner en práctica la gestión integrada de los recursos hídricos a todos los niveles, incluso mediante la cooperación transfronteriza. Acorde con lo anterior, el Programa Hidrológico Internacional de UNESCO, en su octava fase Seguridad hídrica: Respuesta a los desafíos locales, regionales y mundiales (2014-2021), impulsa la investigación científica con relación a seis temas clave, entre ellos el número 2, intitulado “Aguas subterráneas en un mundo cambiante”, que establece como prioritaria, en su punto 2.5, la promoción del manejo integral de los acuíferos transfronterizos Aunque se reconoce la existencia de aproximadamente 200 Tratados internacionales vigentes en los que se establecen diversas disposiciones, como la cantidad o volumen de agua que cada país debe administrar, los mecanismos para la vigilancia y el monitoreo de la calidad del agua, y los instrumentos institucionales empleados para evaluar la disponibilidad natural de los cursos de agua compartidos, existen todavía grandes desafíos para lograr una gestión integrada de las aguas transfronterizas. En México, a pesar de la vigencia del Tratado de Aguas de 1944, firmado con Estados Unidos de América, aún no se incorpora la gestión de los acuíferos transfronterizos México-Estados Unidos, y en el caso de la frontera con Guatemala y Belice, la cooperación y los canales diplomáticos establecidos no han permitido aún, la conformación de un plan de gestión integral binacional o trinacional debido a múltiples factores internos y externos. Visto lo anterior, este Grupo de Análisis tiene por objetivo examinar, discutir y comprender cuáles son los principales elementos que convergen e inciden para que la cooperación en materia de aguas transfronterizas sea efectiva en la prevención del conflicto, el combate al cambio climático, así como al cumplimiento de la seguridad hídrica, siendo para ello indispensable las aportaciones científicas relacionadas con el conocimiento del funcionamiento del agua en las cuencas y los acuíferos transfronterizos, sus marcos jurídicos aplicables y su convergencia con las políticas hídricas nacionales e internacionales.
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