El Gobierno de Etiopía y varias organizaciones humanitarias, como el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, han advertido de que a finales de mes se habrán agotado la reservas económicas necesarias para atender las acuciantes necesidades de los 7,8 millones de personas afectadas por la terrible sequía en el país africano.
Para el representante del Programa Mundial de Alimentos en Etiopía, John Aylieff, la situación "es crítica", según explicó durante un viaje de campo a la provincia oriental de Werder, eminentemente agrícola, y una de las más afectadas por la falta de agua.
"La comida se va a agotar a finales de este mes, lo que significa que los casi ocho millones de personas necesitadas se quedarán de golpe sin suministros", ha lamentado Aylieff.
Para los grupos humanitarios se trata de un caso claro de "fatiga de donante", es decir, la acumulación incesante de peticiones de ayuda no solo para Etiopía, sino también para el noreste de Nigeria, Sudán del Sur, Yemen y Somalia, en la peor crisis combinada que el mundo haya experimentado desde 1945.
"Está claro que hay fatiga. Hay demasiadas crisis", ha lamentado el enviado humanitario del secretario general de la ONU, Ahmed Al Meraikhi, mientras el Gobierno etíope ha reconocido que está experimentado dificultades para sostener sus reservas nacionales de ayuda para combatir una crisis que está a punto de cumplir dos años.