A la falta de alimentos se suma, según Cáritas, la falta de agua potable, otro grave riesgo para la salud. "Estamos muy preocupados por el acceso a agua potable", ha reconocido la directora de Cáritas Venezuela, ya que incluso en las zonas urbanas el suministro puede estar interrumpido durante días.
Además de la falta de mantenimiento de las fuentes de agua, "no hay suministros básicos para hacer que el agua sea potable, como el cloro", ha resaltado Márquez. "En muchas zonas, el agua canalizada no es apta para el consumo", ha lamentado.
"Si un niño que está malnutrido enferma con un parásito, obviamente el impacto será mucho peor", ha alertado, incidiendo en que "la situación económica es tan mala que la gente no puede permitirse comprar bombonas de gas, así que no están hirviendo su agua".
Para paliar esta circunstancia, Cáritas está llevando a cabo talleres para enseñar a los venezolanos "cómo protegerse de los parásitos que se transmiten por el agua" y también está distribuyendo "filtros de agua artesanales que se desarrollaron para usarse en África" y enseñando cómo usarlos, ha indicado la directora.
"La respuesta a la crisis alimentaria debe ser una prioridad social y económica, dejando la política a un lado para proteger a los más vulnerables y facilitar el trabajo humanitario de todos aquellos que, oficial o de forma no oficial, tienen contacto directo con aquellos más necesitados en el país", ha remachado Cáritas.