SANTA CRUZ XOXOCOTLÁN, Oaxaca.- El bulevar Guadalupe Hinojosa está regado por aguas fétidas, charcos de desechos residuales que se mezclan con las aguas de la lluvia y que durante las tormentas de julio afectaron a decenas de vecinos del fraccionamiento Real de Antequera 1, quienes durante cuatro meses han soportado la pestilencia provocada por la fuga de una cloaca que ya creó una lagunilla en los predios aledaños.
Aproximadamente 300 metros lineales del bulevar, en el carril con dirección al municipio de la Villa de Zaachila, están encharcados por las aguas negras que vierte la fuga de una alcantarilla; los residentes y el comité vecinal del fraccionamiento destacaron que desde abril comenzó este foco de infección.
Desinterés de Sapao
La proliferación de fauna nociva, específicamente las moscas, cucarachas y mosquitos. incrementó desde entonces, según don Fidelio, dueño de una miscelánea en el interior de la zona habitacional.
"Desde hace meses estamos con este problema; yo no vivo aquí, pero estoy prácticamente todo el día trabajando y la pestilencia es insoportable", comentó don Fidelio, quien mostró el lugar donde inicia el cauce de los charcos, a unos 150 metros del fraccionamiento.
Integrantes del comité vecinal destacaron que el problema fue notificado a los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado de Oaxaca (Sapao). "A mediados de junio vino personal de Sapao para examinar la fuga y el camino que recorre en el bulevar, pero sólo eso", afirma Manuel Cisneros, un intngrante del comité.
Enfermedad y peste
Frente al fraccionamiento está un establecimiento de mecánica automotriz donde laboran aproximadamente seis trabajadores, quienes afirmaron que el olor es insoportable; "sobre todo, después del mediodía, cuando dan más los rayos del sol; ahí sí se desprende el aroma y dura hasta la noche cuando nos vamos, pero imagínese esas personas que viven y comen ahí", comentó Pablo Benítez, mecánico encargado del lugar.
Los mecánicos afirmaron que con las lluvias registradas el lunes 24 y el miércoles 26 de julio, el agua cruzó el camellón que separa la carretera y llegó hasta la entrada del taller mecánico.
"Venimos de visita, pero salimos constantemente porque los olores no son agradables y marean", comentaron huéspedes de un departamento, mientras que otros residentes mencionaron que si llovía lo mejor era permanecer en casa para que no se apestara el calzado.
El vigilante del fraccionamiento, Francisco Canseco, mencionó que durante las lluvias el nivel del agua alcanzó la banqueta y se impregnó en las jardineras; "además, la vía es de alta velocidad, era normal que los automóviles y camiones arrojaran chorros de agua cuando pasaban; quienes transitaban, salían o entraban del fraccionamiento eran empapados con aguas negras".
Cisneros, integrantes del comité y otros vecinos, destacaron que en el lugar habitan aproximadamente 350 personas; durante los meses que ha durado esta contingencia, niños han tenido enfermedades cutáneas (como ronchas y erupciones en la piel), además de males gastrointestinales que podrían ser por las partículas contaminantes y los gases que despide el foco de infección.
Temor generalizado
"Sabemos bien que los charcos y los pastizales son hábitat adecuado para mosquitos, por eso tememos que esto genere enfermedades virales como el zika, el dengue o el chikungunya".
Hasta el momento, los servicios de Sapao no han intervenido para cerrar la fuga, pero las pequeñas lagunas en los terrenos cada vez están más grises por la nata de residuos que se impregnan en el suelo; igualmente, la construcción de un edificio junto a Real Antequera 1, tuvo que detener sus obras por la inundación que impide laborar a los albañiles.