China ha lanzado en la primera mitad del año casi 8,000 proyectos destinados a limpiar el agua en el país, para lo que ha destinado una inversión total proyectada de 84,800 millones de euros (100,000 millones de dólares o 667,400 millones de yuanes), según ha comunicado el propio Ministerio de Medio Ambiente chino.
Los proyectos han sido diseñados como parte de un plan de acción para tratar y prevenir la contaminación del agua iniciado en 2015 y con el que se llevarán a cabo acciones en 325 sitios de agua subterránea contaminada en todo el país, según explica el Ministerio de Protección Ambiental (MPA).
Aunque se trata de un amplio dispositivo, la acción del gobierno chino no soluciona todos los puntos de agua contaminada localizadas por el MPA, ya que tiene listados para actuar en 343 lugares con aguas contaminadas en el país, así como el Gobierno reconoce que las operaciones llevan un ligero retraso sobre los planes marcados en el presente año.
China clasifica su agua en seis niveles siendo "por debajo del grado 5" el más bajo y considerado inutilizable incluso para fines industriales o de riego, tanto que es descrito como agua "negra y apestosa".
Hasta ahora se han marcado 2,100 sitios como "negros y apestosos" de los que el 44.1% de ellos se habían completado los proyectos de tratamiento en la primera mitad del año, según ha expuesto el ministerio.
Agua inutilizable por las fábricas
El gran crecimiento de la industria china es la principal responsable que una gran parte de las fuentes naturales de agua en el país sean imposibles de utilizar por su alto grado de toxicidad.
En concreto, estas aguas contaminadas son fruto de grandes cantidades de agua que se han vuelto inutilizables como resultado de una expansión industrial poco regulada, la sobrecarga y el uso incontrolado de pesticidas y fertilizantes.
Una situación límite que ha llevado al país a buscar de forma desesperada el camino para aumentar los suministros y poder garantizar así la seguridad alimentaria y energética en el futuro, prometió en 2015 realizar mejoras significativas en sus principales vías fluviales y reducir las aguas residuales no tratadas de sectores altamente contaminantes como la minería, siderurgia o textiles.
