Plantea Ssa reducir la cantidad máxima de flúor y arsénico en líquido y hielo.
REFORMA
Ciudad de México (11 diciembre 2011).- La Secretaría de Salud (Ssa) inició el proceso para la Norma Oficial Mexicana (NOM) que regula la calidad del agua embotellada y el hielo empacado con miras a hacerla más exigente.
En el proyecto de modificación de la NOM-201-SSA-2009 "Agua y Hielo para Consumo Humano, Preenvasados y a Granel. Especificaciones Sanitarias", la dependencia plantea reducir la cantidad de flúor y arsénico que pueden contener esos productos.
Propone que el contenido máximo de fluoruros pase de 1.5 a 0.7 miligramos por litro, en tanto que el arsénico prácticamente se eliminaría al establecerse un máximo de 0.01 miligramos por litro.
"La restricción en los niveles de flúor y arsénico son debidas a que se cuenta con evidencia que por encima de estos valores el flúor ocasiona fluorosis dental (afectaciones al esmalte de los dientes) y daño neuronal. El arsénico se considera un carcinógeno para el ser humano, ya que ocasiona cáncer de piel, vejiga y pulmón. A estos dos elementos están expuestos más de 21 millones de habitantes", alerta el proyecto de NOM, que actualmente está en revisión en la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer).
La Ssa advierte además sobre los problemas que presenta actualmente la red de agua potable en el país.
"Dadas las condiciones imperantes y las deficiencias que presentan los sistemas de abastecimiento a nivel domiciliario, es necesario que la regulación para el cumplimiento de la calidad de agua para consumo humano comercializada tenga un marco más robusto que permita asegurar su calidad. Esto será posible implementando la norma y estableciendo la obligatoriedad (de cumplirla) por parte de los responsables de procesar, almacenar o distribuir agua y hielo para consumo humano", indica.
En entrevista, Juana Cortés, especialista del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) aseguró que las principales empresas embotelladoras de agua en el país cuentan con la tecnología necesaria para adaptarse a la norma.
"Para las embotelladoras en general no debiera haber ningún problema, porque tienen el equipo. Utilizan procesos de membrana, de ósmosis inversa, que les permitirían cumplir con la norma de agua potable y otras más estrictas, como las guías de la Organización Mundial de Salud o lo que estipula la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos", apuntó.
"Podríamos entrar al terreno de las embotelladoras chiquitas y muchas marcas que no están reguladas, porque también ocurre, pero ya no es un asunto técnico, sino un asunto económico y de otro tipo de intereses", agregó.
La experta consideró que la puesta en marcha de esta norma protegerá la salud e los consumidores.
La Ssa reconoce que cada año se producen miles de casos de enfermedades gastrointestinales que se pueden atribuir al consumo de agua con contaminantes microbiológicos.
En 2008 se reportaron tasas de 49.8 casos de amibiasis intestinal y 11.48 de paratifoidea por cada 10 mil habitantes.