Montevideo, Uruguay.- Un informe elaborado por la Universidad de la República (Udelar) sobre el estado del agua de OSE advierte por la presencia de "altos valores" de fósforo (P) en las aguas que van desde la Cuenca de Santa Lucía hasta Aguas Corrientes; indica que el 80% de la contaminación con nutrientes se debe a "fuentes difusas provenientes de actividades agropecuarias", y asegura que la "mayoría de los vertidos puntuales no cumple con la normativa vigente".

El estudio fue realizado por decanos de cuatro facultades-Ingenieria, Agronomía, Ciencias y Química- en respuesta a la alarma generada en marzo por el mal sabor del agua de OSE.

El fósforo es el "principal nutriente contaminante de aguas dulces, ya que las concentraciones excesivas de este nutriente generan eutorofiación que puede provocar eventos de crecimientos (floración) de algas cianobacterias", señala el informe.

Y agrega que las cianobacterias "producen varios metabolitos, que encarecen o impiden el proceso de potabilización, como geosminas (sustancias volátiles aromáticas) o toxinas graves para la salud humana". Los mayores valores de fósforo en aguas ocurren en las de los embalses, "siendo mayor en la de Canelón Grande que en la de Paso Severino. Se formula la hipótesis que ello se debe a 32 años de diferencia en el cierre del primero (1956) en relación al segundo (1988), generando diferente acumulación de sedimentos originados en la erosión histórica de sus cuencas", explican los técnicos. "La erosión y su sedimentación son las principales causas de contaminación con fósforo de aguas superficiales, excluyendo fuentes puntuales", agrega. Advierte que el problema "persistirá a futuro, aunque las medidas de mitigación que se proponen fueran exitosas en reducir la llegada de nuevo (P) a las aguas".

El documento señala que el 20% de la contaminación proviene de fuentes puntuales, "constituidas por los efluentes de industrias y las aguas servidas de ciudades y poblaciones". El 80% restante es fruto de fuentes difusas, "provenientes de actividades agropecuarias, entre las que se destaca la de explotaciones lecheras (tambos)".

Por otra parte se agrega que la información sobre el uso de herbicidas, insecticidas y fungicidas por el momento es "escasa".

Entre las numerosas recomendaciones se incluye contar con múltiples embalses en otras cuencas, crear un sistema de alertas tempranas de fenómenos nocivos como la presencia de cianobacterias, y desarrollar la gestión de los lodos de la planta potabilizadora y tratamientos de efluentes de fuentes puntuales.

También propone elaborar un plan de contingencia que permita predecir la aparición de "eventos adversos" e "instrumentar medidas de alertas tempranas en la fuente de agua a potabilizar sobre la presencia de cianobacterias potencialmente tóxicas".

En el caso de los tambos se recomienda "el desarrollo y la aplicación de tecnologías de tratamiento y gestión de residuos aptas para las distintas escalas productivas".