La Unesco abogó por una mejor gestión del agua en las megalópolis, ciudades de más de 10 millones de habitantes, por ser un desafío mayor en estrecho vínculo con el cambio climático.
Desde 2011 y por primera vez en su historia, la población mundial vive principalmente en centros urbanos. Las ciudades gigantescas se multiplican con rapidez, se precisó hoy en un evento efectuado en paralelo a la conferencia climática mundial que sesiona aquí.
Más allá de las cuestiones demográficas, el cambio climático implicará en esas urbes unas medidas de adaptación de envergadura para hacer frente a las profundas transformaciones que se anuncian, señalaron especialistas de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Debido a sus características (concentración de población, servicios y bienes, etc) las megalópolis son especialmente vulnerables a los riesgos relacionados con el agua, los cuales se amplifican con el cambio climático: inundaciones de gran magnitud, contaminación del preciado líquido, recursos hídricos insuficientes, entre otros.
Frente a tales dificultades, estas ciudades reúnen también gran cantidad de recursos, ya sean técnicos, científicos o humanos, para poder afrontar los desafíos específicos.
El encuentro busca incentivar el intercambio de experiencias y la creación de una plataforma común para desarrollar los proyectos de gestión del agua y de adaptación al cambio climático de esos espacios.