La directora adjunta de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Rocío Murillo, dijo en el contexto del primer foro hemisférico sobre cuencas que "el agua no es un tema exclusivamente ambiental", porque tiene que ver con un enfoque de desarrollo.
Añadió que en la planificación del desarrollo "es necesario tener claro cuáles son los servicios", para contar con el agua que es requerida por la población. Agregó que a diferencia de lo que algunos piensan, el tema compete a la gobernanza, la tecnología, los recursos hídricos y la mayor eficiencia en su manejo.
A su vez, Maximiliano Campos, especialista principal de Recursos Hídricos, jefe de Sección Gestión Integrada de Recursos Hídricos (GIRH) del Departamento de Desarrollo Sostenible, del Organización de Estados Americanos (OEA), propuso abordar el tema con seriedad en Latinoamérica, que concentra la mitad del agua del mundo.
Campos coincidió con Murillo y señaló que "el tema del agua está asociado a la gobernanza y la gobernabilidad". Sin embargo, aclaró que el común denominador en el hemisferio es que las instituciones rectoras del agua son aún débiles y otras disponen de legislaciones ambientales obsoletas.
Caridad Canales, oficial para asuntos Económicos, de la División de Recursos Naturales e Infraestructura, del Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), subrayó que uno de los aspectos prioritario en la región es el tratamiento de aguas servidas, para mejorar la salud y la calidad de vida de la gente.
Canales reconoció que hay avances en materia de saneamiento en Latinoamérica, pero reconoció que aún queda mucho por hacer para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
Un informe del Banco Mundial reveló que más de 300 millones de habitantes en ciudades en Latinoamérica generan 225.000 toneladas de residuos sólidos cada día, pero menos del cinco por ciento de las aguas de alcantarillado de las ciudades reciben tratamiento.
Con la ausencia de tratamiento, las aguas negras son por lo general vertidas en aguas superficiales, lo que crea un riesgo para la salud humana, la ecología y los animales, destacó el documento.
Un 70 por ciento de las aguas residuales de Latinoamérica vuelven a los ríos sin ser tratadas
Por otro lado, Rocío Córdoba, coordinadora de la Unidad de Medios de Vida y Cambio Climático, de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), resaltó que hay experiencias de colaboración regional que pueden ser replicadas.
En ese sentido, elogió la creación de comités de microcuencas en el río Sixaola, que divide a Panamá y a Costa Rica. Acotó que ambos países trabajan en forma conjunta en los aspectos de conservación de una de las principales fuentes de agua dulce en la subregión.
Córdoba recalcó que las cuencas hidrográficas son "unidades de gestión", y deben atraer la participación pública y de todos los sectores, en procura de la sostenibilidad.