Considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el año 2000, la reserva del Pantanal, situada en el suroeste de Brasil, es uno de las mayores humedales de agua dulce del mundo y un rico ecosistema en el que habitan cientos de especies en peligro de extinción, desde jaguares a guacamayos azules.

Los biólogos estiman que más de tres mil 500 especies de plantas, 650 tipos de aves, 300 peces y casi un centenar de mamíferos conviven en esta reserva, cuya extensión de 187 mil hectáreas se divide entre Brasil, Paraguay y Bolivia.

.Esta exuberancia natural es perfectamente perceptible en la única carretera -de tierra y con un centenar de puentes de madera- que cruza la reserva, la conocida como Estrada Parque del Pantanal.

Durante los más de 120 kilómetros de extensión de esta vía el viajero se cruza con todo tipo de animales, desde caimanes hasta caipibaras –un inmenso roedor típico de Brasil- o incluso osos hormigueros.

La particularidad de esta remota región, que se sitúa en los estados brasileños de Mato Grosso y Mato Grosso del Sur, fronterizos con Bolivia y Paraguay, respectivamente, es el contraste entre los períodos lluviosos y secos.

De diciembre a abril, en plena estación de lluvia, las aguas inundan la inmensa planicie, formando lagos naturales donde se reproducen los peces y, a su vez, atraen a aves y a todo tipo de animales, desde reptiles a mamíferos.

Durante ese período numerosas vías de acceso a las haciendas –donde se crían naturalmente millones de cabezas de ganado- está limitado por el agua y solo se puede acceder por medio de lanchas que zigzaguean por entre la vegetación.

A partir de mayo y hasta noviembre las lluvias cesan y las aguas bajan hasta dejar al descubierto una rica tierra por donde pastan más de 20 millones de vacas, por apenas 2.5 millones de personas residentes en el Estado de Mato Grosso del Sur.