Los efectos de la temporada de lluvias en Sudan del Sur complican la atención a los enfermos de la epidemia de cólera detectada hace tres meses y facilitan la propagación del virus, afirmó hoy un organismo internacional.

Nuestros equipos de sanidad y agua responden al avance de la enfermedad, que registra desde el 18 de junio de 2016 unos 18 mil contagios y 328 muertos con el tratamiento preventivo a los infectados, pero es necesaria una respuesta rápida para detener la epidemia, añadió la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Muchas de las localidades afectadas por la enfermedad están ubicadas a orillas del río Nilo, por lo que las lluvias agravan la situación de las comunidades y amenazan con difundir aún más el virus, añade en un comunicado la representante aquí de esa institución Beldina Gikundi.

'Hemos visto que el brote se mantuvo incluso durante la estación seca, por lo que prevemos que persista durante la de lluvias, que deja hasta el 60 por ciento del país inaccesible por carretera', explicó.

Acorde con la enviada de la OIM, la situación se complica porque el cólera se transmite sobre todo mediante agua contaminada, dentro de una crisis humanitaria catastrófica, con cerca de cuatro millones de desplazados internos, población dentro de la cual uno de cada cinco contagiados son niños menores de cinco años.

El último brote de cólera en el país fue detectado en mayo pasado en el estado suroriental de Kapoeta y fue atendido desde entonces por el ente humanitario con medidas como el suministro de kits de higiene, el tratamiento de aguas y reparación de pozos.

La OIM es una organización intergubernamental con oficinas en unos 100 países, fundada en 1951 y radicada en Ginebra, Suiza, para enfrentar la problemática de las migraciones.