Santa Cruz es la sede de la Conferencia Internacional de América Latina y el Caribe para la Gestión y Preparación Contra la Sequía, donde 16 países buscan soluciones para combatir este fenómeno que afecta a toda la región. “Nos reunimos para considerar nuevas formas de hacer frente a la sequía y sus consecuencias drásticas que afectan a los seres humanos y sus necesidades más básicas: alimentos, agua.
Desafortunadamente la frecuencia, la intensidad y la duración de esta sequía están aumentando y es probable que aumente aún más como resultado del cambio climático”, señaló Crispim Moreira, representante de la FAO en Bolivia.
Se deben unir esfuerzos. Moreira enfatizó en la necesidad de unir esfuerzos entre todos los países de América Latina y El Caribe (ALC) para cumplir con los objetivos de la Agenda 2030, del Desarrollo Sostenible, en especial del Acuerdo de París.
Adelantó que la Conferencia enfocará elementos claves de las políticas nacionales, entre ellos: sistemas de monitoreo y alerta temprana, evaluación de los impactos de la sequía y medidas de mitigación de riesgos, entre otros.
Situación en Bolivia. El ministro de Medio Ambiente y Agua, Carlos Ortuño, dijo que más del 44% del territorio boliviano, más de 484.000 kilómetros cuadrados, por tratarse de una superficie seca, es vulnerable a dicho fenómeno climático, que con la incidencia del Fenómeno del Niño y el calentamiento global ha generado pérdidas que ascienden a más de 400 millones de dólares por año. Asimismo, destacó que el actual Gobierno impulsa proyectos enfocados a la atención de los sectores más vulnerables como los pequeños y medianos productores, mediante la implementación de programas como “Mi Agua”, “Mi Riego” y “Cosechando Agua y Sembrando Luz”.
Plan nacional de cuencas. La autoridad resaltó la implementación el Plan Nacional de Cuencas (PNC), con la gestión integral del agua, el control y fiscalización de la reducción de deforestación ilegal, el mecanismo conjunto de mitigación y adaptación para el manejo integral y sustentable de bosques y de la Madre Tierra, investigación y desarrollo de tecnologías innovativas y la recuperación de saberes ancestrales para la adaptación y mitigación al cambio climático.
“Los esfuerzos relacionados ponen en evidencia, sin embargo, la necesidad de profundizar aún más estos instrumentos de articular mejor la comunidad de investigadores con los tomadores de decisión y de estos con la población en su conjunto con el propósito de generar información de calidad sobre la ciencia del cambio climático y los eventos”, señaló Ortuño.
