En Río Muerto, en una región que suele tener lluvias de 650 a 700 milímetros anuales entre octubre y abril, con máximas de 45 grados que en verano representan una alta demanda atmosférica, aquí el agua es el recurso limitador para cualquier emprendimiento ganadero a gran escala. No porque no llueva, sino porque el problema es tener disponibilidad de agua de calidad.
El agua subterránea disponible tiene entre 16 y 20 gramos por litro de sales totales cuando lo máximo tolerable son cinco gramos.
Sin embargo, una finca de la zona trató de enfrentar el problema constryendo áreas de captación, pasando de cultivos agrícolas a cosechar agua para la ganadería. El campo tiene ahora capacidad para 230.000 metros cúbicos.
"Al implementar las áreas de captación de agua, que para nosotros es como tener un cultivo, dimos un vuelvo fenomenal", se entusiasma uno de los responsables del proyecto. Si antes en una hectárea captaban 325.000 litros por año por hectárea, con el sistema actual están en 3,9 millones de litros por año por hectárea. Pasaron a una eficiencia de cosecha del agua del 55 al 60% (parte se pierde en el suelo y evapotranspira).