Alimentar al mundo hoy es una tarea que implica más ciencia de la que podemos encontrar en nuestro celular. Contrasta con las tendencias donde “natural, ecológico y sin conservadores” están presentes en muchos sectores de la sociedad. Estos aspectos han generado mitos y desconfianza, por lo que tener información de primera mano se vuelve más que una necesidad, una obligación.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), 800 millones de personas se van a dormir con hambre y 200,000 nacen diariamente, de tal manera que para el 2050 se proyectan 9,100 millones de bocas que alimentar. Por otro lado, únicamente 1/32 de la tierra está disponible para producir alimentos y sólo una cuarta parte de la población tendrá acceso al agua para satisfacer sus necesidades si no cambian los patrones actuales de consumo.
Si agregamos el tema del cambio climático, las sequías y la disponibilidad de recursos naturales, entonces la seguridad alimentaria (alimentos no contaminados, inocuos y de calidad) podría peligrar si no se analizan las distintas opciones en la alimentación, aseguró Carmelino García, ingeniero agrónomo especialista en Parasitología Agrícola de la Universidad Autónoma de Chapingo y líder técnico agronómico de Monsanto.
Grandes temas se resuelven a través de distintas voces
En la pasada Decimotercera Conferencia de las Partes realizada en México, la agricultura por primera vez tuvo un papel preponderante en la agenda, por ello, las partes involucradas están obligadas a hablar.
“Hoy tenemos problemas de mercado, en algunos sitios hay sobre oferta y mucho desperdicio y en otros no hay que comer, por ello tenemos que hablar del tema y dar soluciones tecnologías para que la tierra produzca más y mejor”, explicó Laura Tamayo Laris, directora de Asuntos Corporativos para Monsanto Latinoamérica. Hoy esta empresa líder en el tema de innovación agrícola con 65 años de trayectoria en México y presente en 66 países más, expone algunos puntos clave que desde su perspectiva ayudan a entender el tema de la industria alimentaria, tan fuertemente criticada.
“En Monsanto, después de platicar con los científicos y la industria, creemos que la única solución para poder producir suficiente alimento para todos estos millones de personas viene a través de la tecnología, pues no podemos utilizar más tierra ni más agua y sí millones de bocas que alimentar”, explicó.
Añadió que Monsanto ofrece productos y servicios a los agricultores de manera segura y sustentable. “No sólo se venden semillas, se venden paquetes tecnológicos, para que el agricultor tome decisiones en términos de producción, eso al agricultor le conviene porque reduce costos, pero a todos nos conviene porque reduce agua, fertilizantes y pesticidas”.
¿Por qué al agricultor le interesa hablar de elementos genéticamente modificados?
Primero, porque no tiene que gastar tanto en agroquímicos -la gran revolución de la biotecnología-, y aunque el tema es mucho más grande que esto, se trata de partes del código de una bacteria que lo hacen resistentes a plagas y agentes atmosféricos. En México sólo se permite este proceso para el algodón y la soya.
Y agregó:“sabemos que hay mucha gente que ve con temor el pesticida y el herbicida; sin embargo, son de los productos químicos más estudiados y analizados a nivel global”.
Asimismo, Tamayo dijo que aunque son cosas necesarias, “también la ciencia está trabajando en nuevas respuestas, con productos biológicos que podrían coadyuvar a limitar más el uso de herbicidas y pesticidas”. Dijo que este trabajo ha llegado a ser tan sofisticado, “que hoy podemos controlar la temperatura de la tierra, humedades y tiempos en el momento de sembrar; todo esto nos ayuda a reducir los impactos negativos al medio ambiente”.
Agendas dispares crean mitos
Los especialistas aseguran que convendría buscar respuestas en la ciencia, la tecnología y las partes involucradas, pues “incluso nuestro México se divide en dos al hablar de agricultura. Norte y sur no tienen las mismas necesidades y hay mercado para todos.
“Falta información, no solamente de Monsanto, sino de todos los involucrados; sin embargo, hoy como empresa nos hemos retroalimentado y sabemos que dejamos pasar mucho tiempo sin reaccionar a los cuestionamientos, pero hoy queremos divulgar la información con datos, estudios y estadísticas confiables, hay una necesidad no solamente de Monsanto de transmitir información real y que el público tome su decisión con base en la información. Esto facilitará hablar del tema”, concluyó Carmelino García.
¿Quién es Monsanto?
En México esta empresa de innovación agrícola está presente desde hace 65 años, vende maíz y vegetales (convencionales o híbridos, que se trata de cruzas de polen que llevan al menos 7 años de investigación), y algodón y soya (genéticamente modificados), además de protección de cultivos (herbicidas).
En el país se tienen 8 instalaciones de investigación y desarrollo, 4 plantas de manufactura y se invierten 500 millones de pesos en investigación y desarrollo anuales, con 750 empleados fijos y 8,000 jornaleros al año.
Trabaja en el mejoramiento genético, biotecnología, productos biológicos agrícolas, protección de cultivos y sistemas agrícolas integrados. Esta empresa depende de Leyes y agentes regulatorios de cada país, tomadores de decisiones, precios, clima y cadena alimenticia.
