Con el agua hasta el cuello

Será difícil olvidar al huracán ‘Alex’ y la destrucción que dejó a su paso

Jueves, 09 de Septiembre de 2010

No había tiempo para llorar... a ratos lo hacían pero se consolaban unos a otros y continuaban entonces con la dura tarea de sacar muebles inservibles, ropa y lodo de sus casas.

A un día de la tragedia todo olía a humedad, los cacharros se acumulaban en las esquinas esperando a que los del Municipio pasaran por ellos.

Era muy difícil retirar el lodo, se pegaba al piso, a las paredes y a los muebles; tardaron días en quitarlo de las casas que quedaron todavía en pie, porque hubo algunas que no corrieron con tanta suerte.

Desde días atrás las autoridades habían alertado a la población que el huracán "Alex" se acercaba y amenazaba los estados del noreste mexicano; la lluvia no cesaba y una noche anterior a la inundación llovió copiosamente en la Región Carbonífera, se esperaba que el Río Sabinas creciera, pero nunca en esa magnitud.

El agua empezó a pasar hacia la rivera del río y aun así algunos vecinos no abandonaron sus casas hasta que se sintieron en peligro, la lluvia intermitente inició como a las 3 de la tarde del día 5 de julio, la tormenta estaba muy fuerte y las personas empezaron a salir de sus casas a los refugios que se anunciaban por la radio XEBX y el Canal 5 local, todos estaban al pendiente de las noticias.

Por la noche el reportero del Canal 5 se oía alarmado, el río había llegado a la calle principal y el nivel estaba subiendo, la gente corría alarmada hacía los refugios sin saber si estarían seguros en unas horas, la lluvia no cesaba y el nivel continuaba aumentando.

RECUERDO DE PÁNICO

Todavía algunas personas recuerdan esto y vuelven a sentir aquella sensación de pánico en el estómago, por el miedo de ser arrastrados por la corriente.

La ciudad estaba colapsada la gente se movía a los lugares que consideraba seguros como la Loma del Aire y la Loma del Microondas como le llama la población, allá fueron a dar cientos de familias entre la lluvia que no paraba.

No había tregua, así fue toda la madrugada dudo que alguien haya dormido.

Familias buscaban otras familias por la radio para asegurarse que estuvieran bien, padres buscando a hijos era un caos total, familiares de los Estados Unidos, preguntaban por su gente.

Al día siguiente el agua cesó y el nivel en las calles bajó, no así en algunas áreas que mantuvieron incomunicada a la población incluso por días, entonces se pudo conocer que los puentes gemelos que comunicaban Sabinas con Monclova estaban fracturados y era imposible el paso.

A la fecha se ha reparado sólo uno para transporte liviano, esto vino a trastornar toda la actividad económica de la región, también las minas y tajos de carbón inundados, imposible de transportar a la carbo eléctrica, una de las pocas maquiladoras que quedan en la región Avomex se encontraba inundada y el paso a la empresa Trinity Rail era imposible.

Por días no laboraron, algunos comercios del centro sufrieron pérdida total de su mercancía así que la ya de por sí golpeada economía de la región, se vio en una situación aún peor.

En la ciudad las colonias más afectadas fueron la Flores Magón, algunas calles del Centro, La Santo Domingo en algunas áreas, Los Montes y Lázaro Cárdenas. Protección Civil conminó a los vecinos a no regresar a esta última colonia, donde se registró la pérdida total de algunas casas, además de que aproximadamente 8 mil resultaron dañadas en la Región Carbonífera y 30 mil damnificados.

El agua no respetó condición social en los días siguientes a la tragedia todos le entraron a la limpieza y reconstrucción, la gente enlodada limpiando sus casas ahí no había glamour no tenía caso andar bien vestido no hacía falta, hubo quienes se organizaron como vecinos para limpiar una casa a la vez hasta completar las de la cuadra.

Los bancos también tardaron en regularizar sus operaciones, el sistema se caía y cerraban a ratos.

El desastre los hermanó

Pero algo sucedió en el sentimiento de la gente que acabó con la indiferencia, es notable la solidaridad que se demostraban unos a otros, el propietario de una carnicería se puso a asar toda su carne y a regalarla, mientras mucha gente se desprendió de su dinero y cosas materiales como nunca antes; eso animaba en medio de la tristeza, es un sentimiento raro como de hermandad.

La ayuda llegó de todos lados también de los familiares de Estados Unidos que se reunieron allá para traer víveres y ropa.

A la fecha no se conoce de la pérdida de vidas a pesar de la magnitud del fenómeno, lo que vino a incrementar el nivel del agua son los arroyos que cruzan la ciudad, hubo un momento en que se mezclaron con el agua del río hasta peces se observaron en la corriente que arrasó la ciudad.

Con justicia hay que reconocer la labor del Gobernador del Estado y los presidentes municipales acompañados por sus esposas, las presidentas del DIF que nunca descansaron, al día siguiente de la inundación se encontraban ahí con un ejército de gente que nadie sabe de dónde salió repartiendo utensilios para limpieza, despensas y agua potable, trabajaban todo el día hasta en la noche escoba y pala en mano con la gente.

Imposible determinar las toneladas de muebles que se perdieron los concentraban por el Libramiento Cuauhtémoc en el área del antiguo aeropuerto, ahí llegaban los camiones a descargar.

LLEGA LA AYUDA

En los días siguientes la gente vio llegar despensas, colchones y aparatos eléctricos, entonces el ánimo de desesperanza fue desapareciendo, la ayuda era oportuna y efectiva.

Aunque sí hubo quienes se aprovecharon de la situación y acumularon más de lo que necesitaban y empeñaban los artículos pero eran los menos.

Las casas que quedaron inhabitables se marcaron con un triángulo rojo, pero vino la buena noticia para ellos, serán reubicados en unas casas nuevas que se están construyendo con el apoyo de "Don Maseco" como cariñosamente le llaman al dueño de la empresa Maseca y el Gobierno del Estado.

Lo que mucha gente sintió fue la pérdida de los sabinos que estaban a la orilla del río, que contaban con más de cien años de antigüedad. El río no ha vuelto a su cauce, y se ve como una extensión ancha de agua color café, el vado todavía no aparece, así que no se sabe en qué condiciones está.

Se ve de un extremo a otro, no hay árboles que tapen la vista, así se distinguen las casas que quedaron al otro extremo.

TRADICIONES VIVAS

A más de dos meses de la tragedia la gente continúa recuperándose económica y anímicamente; fue un golpe muy duro que nadie esperaba, pero como dijeron los cabalgantes que año con año salen del Rancho Santo Domingo para recorrer la ruta hasta llegar a Sabinas, "nuestro lema es Voluntad Firme y Acción Perseverante".

Habían anunciado que debido a la tragedia no cabalgarían, pero reflexionaron y lo harán, saldrán en los próximos días como cada año, aunque al llegar desvíen un poco la ruta, nada quebrantará las tradiciones y haciendo honor al lema de la población lo harán una vez más.

Habrá que ver si la feria que se celebra en septiembre se llevará a cabo, pues indudablemente no hay tragedia que rompa las tradiciones de una región que lo ha soportado todo, crisis, falta de empleo, tragedias mineras y todavía sigue en pie y lo estará por siempre.

CUANDO el agua del Río Sabinas empezó a entrar por las calles de la ciudad, la gente corrió en busca de refugio, pues ya se presentía una tragedia.

Fuente:
Dora Isela de la Cruz, 09 de septiembre de 2010, Con el agua hasta el cuello. El Diario de Coahuila
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