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Noticias UNAM - Mayo 2010


20 de mayo de 2010

Los golpes de calor, un riesgo para la salud

Se conjunta la emisión permanente de gases, cuyo volumen aumenta conforme avanza el día y la luz solar

Laura Romero

Fenómenos como las precontingencias y contingencias ambientales, así como los golpes de calor, pueden derivar en daños a la salud, afirmó Ana Rosa Moreno Sánchez, del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina.

Del primer problema, señaló que quienes residen en la Ciudad de México viven con dificultades constantes de contaminación, “aunque ya no nos fijamos lo que eso significa. Si hay contingencia la gente circula como si nada, cuando debería estar consciente que esa circunstancia representa riesgos”.

Sin embargo, recalcó, la percepción de la situación es baja, porque hemos nacido con ella y ya no le damos la suficiente importancia.

Los habitantes de la capital del país, prosiguió, tienen una exposición permanente y crónica a contaminantes atmosféricos, y a mediano o largo plazos esto propicia una reducción en la función pulmonar; es decir, la  respiración no es tan profunda ni vigorosa como  en una persona que vive en otras condiciones.

Cuando llegan visitantes a esta urbe, se sienten mal porque no están habituados a los niveles de ozono. “Quienes estamos acostumbrados, tenemos una respuesta más lenta u ocurre ante altas concentraciones”, expresó.

Aumento de la temperatura

Moreno destacó que la época de calor es muy proclive para este tipo de fenómenos ambientales. Se conjuntan la emisión permanente de gases, cuyo volumen aumenta conforme avanza el día, el calor y la luz solar que, en conjunto, producen el ozono, a lo que se suma el estancamiento del aire.  Al no haber viento, el problema es que las concentraciones se mantienen, y esto puede representar problemas graves para la salud, dijo la universitaria.

El ozono en salud ambiental es un gas irritante, por lo que tiene efectos en la garganta, produce congestión nasal, molestia en los ojos, y en personas sensibles puede presentarse tos. Además, cuando los niveles de contaminación son más altos, se incrementa el índice de asmáticos que sufren ataques y requieren atención médica o más fármacos. Igualmente, el ozono hace a las personas más sensibles a las alergias, porque  aumenta la presencia de alérgenos, diferentes pólenes u organismos que causan un impacto en la salud, y a ese factor, se suma la contaminación.

Esta última también reduce la resistencia a resfriados o cualquier otro tipo de infección en vías respiratorias; asimismo, recalcó, puede acelerar, a largo plazo, el envejecimiento del tejido pulmonar, expuso Moreno Sánchez.

Respecto al golpe de calor, abundó, se constituye en un estrés adicional al cuerpo; las personas pueden presentar dolores de cabeza, deshidratación, problemas metabólicos o desmayos.

Población vulnerable

Los adultos mayores se encuentran entre los sectores de la población más vulnerables a estos fenómenos ambientales, indicó. “Muchos de ellos siempre usan suéter, no perciben el calor y no beben suficientes líquidos; cuando sienten malestar, lo añaden a sus otras patologías y no le dan importancia. La sudoración excesiva, pérdida de agua y desequilibrio de minerales puede causar problemas  serios”.
Recordó que en Europa una ola de calor ocurrida en 2003 causó miles de muertes, sobre todo entre adultos mayores, porque en ese segmento la regulación de temperatura no está en los niveles óptimos. Éstos deben evitar exponerse a la contaminación, porque su organismo está comprometido debido a los problemas propios de la senectud.

También los vendedores ambulantes, trabajadores de la construcción, policías y otras personas que desarrollan su labor al aire libre están más expuestos, permanentemente, a altas concentraciones de ozono y al Sol. “Eso representa un riesgo adicional”, mencionó. Otro sector desprotegido es el de los niños, cuyas vías respiratorias no se han desarrollado por completo y a veces pasan más tiempo al aire libre y al Sol. Para resguardarse deben cubrirse la cabeza, usar filtros solares y estar siempre hidratados, aconsejó la  especialista.

Asimismo, corren riesgo los adultos que hacen ejercicio en el exterior, porque respiran más rápido y profundo. Por eso, en casos de contingencia ambiental, se recomienda evitar la actividad física al aire libre, y si se hace en interiores, mantener las ventanas cerradas.

La percepción de la situación es baja. Foto: Juan Antonio López.

Fuente:
Gaceta Universitaria, 20 de mayo de 2010 gaceta. UNAM
http://www.dgcs.unam.mx/gacetaweb/historico.html

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