Descalzos, en guaireñas, con camiones, carretillas y bicicletas salieron los ciudadanos de Riohacha a recoger agua por la crisis que atraviesa el municipio, producto de la avalancha que en días pasados arrasó con todo lo que estaba en su paso, destruyendo el caudal que nutre el acueducto del cual se abastece cerca de 170 mil habitantes.
El plan de contingencia anunciado por Aguas de La Guajira, empresa operadora del sistema potable, no ha entrado en funcionamiento y decenas de personas debieron acudir a la parte baja del río Ranchería a un kilómetro de la ciudad, en la vía que conduce a Maicao, para surtirse de un poco del líquido sin importar el deplorable estado físico y químico que presenta el río en esta parte de su recorrido con destino al Mar Caribe.

En la visita que hizo EL HERALDO a Aguas de la Guajira se encontró que el plan de contingencia no aplica. Sin conocerse mayores explicaciones, no hay carros tanques contratados que lleguen hasta los barrios del municipio a llevar agua.

¿Cuándo llega el agua? La avalancha dejó la bocatoma obstruida llenándola de rocas, árboles y madera lo mismo que el canal aductor por donde se envía el líquido al tratamiento.

“Apenas ayer en horas de la mañana la maquinaria encargada de limpiar los canales que tratan el servicio potable era trasladada de Riohacha a la bocatoma que está ubicada en el río Tapias, a 47 kilómetros de la ciudad. No me atrevo a decir exactamente cuándo será solucionado el problema, pero espero que no sea más de una semana”, dijo Jorge Betancourt​, gerente de la empresa Aguas de la Guajira.

Río Ranchería suple los recursos. El río Ranchería es una arteria fluvial muy importante en el departamento de La Guajira, que está siendo utilizado en estos momentos por los habitantes de Riohacha para realizar labores en el hogar.

“Nosotros sabemos que el agua de este río no es para uso de higiene personal, pero debido a la carencia de agua venimos a lavar la ropa, a llenar tobos para hacer el aseo y bajar las pozas en nuestras viviendas. Hasta los carro tanque vienen a coger agua de aquí para luego ir a los barrios que no tienen los medios para llegar hasta acá y vender los tobos y pimpinas en $20 y $30 mil pesos”, agregó Marina Choles, habitante.

Enfermedades por agua contaminada. Los habitantes desesperados por la crisis de agua que atraviesa el municipio, no piensan en las consecuencias que produce bañarse con el agua contaminada del río Ranchería.

“Somos conscientes de que esta agua no es adecuada para nuestro aseo personal y también sabemos que nos puede generar enfermedades dermatológicas y gastrointestinales que ni el Gobernador Jorge Pérez ni el Gerente de Aguas de la Guajira nos van a dar un peso para comprar los medicamentos, pero en ningún rincón de Riohacha hay agua, y necesitamos suplir muchas obligaciones de carácter urgente”, dijo Marlene Daza, ciudadana.

Hay enfermedades dependientes del agua como escabiosis que es causada por organismos patógenos que pasan parte de su ciclo de vida en animales acuáticos y comúnmente en aguas de ríos y aguas estancadas, dice una de las funcionarias de la Secretaría de Salud del Departamento.

Plan de contingencia

Las recientes lluvias caídas con intensidad sobre Santa Marta parecen haber despertado a una bestia dormida: la quebrada La Lata. Durante la semana, barrios como Los Fundadores, Santafé, Chimila, Bastidas, Galicia, Jardín, Polideportivo, San Francisco, Almendros, Obrero y la avenida del Libertador han vuelto a ver correr por sus calles ‘agua a la lata’, situación que les genera angustias y desasosiegos. Por eso, ante la latente amenaza de este arroyuelo, el Clopad se reunió y consideró prioritario activar el plan de contingencias para hacerle frente a esta temida quebrada que nace en la cuenca de Palangana, en el costado oriental de la ciudad.