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Noticias Internacionales - Diciembre 2011


25 de diciembre de 2011

Ley de aguas para el Chaco paraguayo

Horacio Sosa

Los diputados Julio E. Mineur, Juan José Vázquez, Víctor Raúl Yambay y Óscar Luis Tuma han presentado en la Cámara de Diputados de la Nación un proyecto de Ley de aguas para el Chaco paraguayo.   

La exposición de motivos no merece objeciones. Una Ley de aguas para el Chaco, dada la confusión existente en el Poder Ejecutivo de la Nación sobre el tema, no solo es necesaria sino de necesidad urgente, y su aplicación no debería demorarse más.   

Por otra parte, el sector privado, por medio de inversiones, está facultado a buscar soluciones para el mal crónico de la carencia de agua potable en la Región Occidental.   

En el proyecto de Ley está bien claro que aunque el Estado paraguayo construya el acueducto del que se está hablando, siempre será una solución parcial y local considerando la creciente demanda de agua en todo el Chaco paraguayo, impuesta por el potencial de desarrollo del extenso territorio occidental. En consecuencia, es conveniente aunar los esfuerzos públicos y privados para darle una solución integral al problema del agua.   

En los delineamientos del proyecto, lo que no acabamos de comprender es el punto que dice: “Es importante resaltar que lo que se permite es el trasvase de agua cruda al Chaco paraguayo, es decir en el mismo estado natural en que se lo extrae del río Paraguay”.   

Lo normal, es decir lo que se hace habitualmente, es tomar el agua cruda y potabilizarla para, después, bombearla por el acueducto. Ocurre que  bombear el agua cruda por un acueducto tiene el inconveniente de comenzar a formar, inmediatamente, colonias de hongos en la parte interna de la tubería de bombeo. Es un proceso biológico natural que comienza a ocasionar pérdida de carga en el bombeo. Esto significa que obstruye, a medida que se desarrollan las colonias, el paso normal del agua, lo que exige cada vez mayor potencia de bombeo para mantener el mismo caudal de agua para la que el acueducto fue diseñado. Y, además, el crecimiento de tales colonias va, con el tiempo, disminuyendo el diámetro de la tubería, lo que aumenta más la pérdida de carga antes mencionada.   

Si se bombea agua cruda por un acueducto de gran longitud, como serán todos en el caso del Chaco, el problema va a ser grave y será necesario dosar cloro gaseoso en distintos puntos de la trayectoria de la tubería. Por ej., el tramo Casado – Loma Plata, de 200 km de extensión, va a requerir como mínimo dos o tres puntos de recloración. Esto significaría un costo adicional nada despreciable, tanto en la operación del acueducto como en el equipamiento del mismo. Y si no se dosa Cloro, en un año, o quizá menos, el acueducto dejaría de serlo.   

Incluso el bombeo de agua potable en un acueducto requiere dosación de cloro, en menor cantidad por supuesto que en el caso de agua cruda.   

En la provincia del Chaco, República Argentina, en un acueducto de aproximadamente 175 km de extensión para abastecer de agua a ciudades del interior provincial, la misma es previamente potabilizada en una planta de tratamiento ubicada en la ciudad de Resistencia, sobre el río Paraná, de donde ya sale con un exceso de cloro. Luego, en la mitad del trayecto es nuevamente dosada de cloro.   

Esto ocurre también en el agua que sale de Viñas Cue con aproximadamente un exceso de 0.5 ppm de cloro, que nuevamente es reclorada en cada uno de los depósitos de Asunción. Pero, obviamente, en nuestra ciudad, la recloración es un imperativo mayor por las constantes roturas de las tuberías del sistema de distribución de la ciudad.   

Cuando se trata de acueductos para riego, lógicamente el agua es cruda y la economía impone una condición: nunca la tubería puede ser mayor a 30 km porque el agua resultaría antieconómica. Y aún en este caso la tubería, de tanto en tanto, debe recibir “un tratamiento de shock” de cloro por la reducción del diámetro de la misma por las razones ya explicadas. Es un exceso de cloro que por algunos minutos se dosa en la tubería, lo que hace que las colonias de hongos, adheridas en la pared interna, se desprendan como si fueran láminas.   

En síntesis:  

No es conveniente imponer en la Ley de aguas, solo el bombeo de agua cruda.   

Si se bombeara agua cruda, se necesitaría una planta de potabilización en cada punto de consumo. Esto significaría mucha pérdida de agua, necesidad de mano de obra local especializada y electricidad en los mencionados puntos.   

Salvo lo establecido, de bombear solo agua cruda, el proyecto no tiene objeciones.

 

 



Fuente:
Horacio Sosa, 25 de diciembre de 2011, Ley de aguas para el Chaco paraguayo. www.abc.com.py
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