La Paz.- El deslizamiento de toneladas de tierra destruyó la red de distribución de agua potable a la mitad de los barrios de la capital boliviana, y su reparación durará varias semanas, informó hoy la Empresa Pública de Aguas de La Paz (EPSAS).

Desde el domingo, los habitantes de unos 41 barrios de la zona este y sur de La Paz sólo reciben agua potable de unos 15 vehículos cisternas, que recorren por calles y avenidas, señaló DPA.

"Es increíble que haya tanta lluvia y no exista agua potable. Apenas podemos recibir en bidones y falta agua para el aseo personal. Realmente estamos castigados por la naturaleza", comentó Ana Huanca, habitante del barrio de Irpavi, amenazado de un deslizamiento de tierra.

Largas filas para recibir agua se observan a diario en la mitad de los barrios de La Paz, una ciudad edificada en un valle andino y que el domingo sufrió severos deslizamientos que afectaron a unas 6.000 familias.

Los técnicos de la empresa pública que distribuye agua potable explicaron que se requiere cambiar toda la red porque resultó dañada por completo por el deslizamiento de tierra.

"La población tendrá que comprender que el daño sufrido es inmenso. Tenemos que cambiar tuberías y se requiere que sean fabricadas para el transporte de agua potable", precisó Víctor Rico, gerente de Epsas.

Los damnificados por el enorme deslizamiento están desesperados porque se quedaron sin casa y esperan que el gobierno de Evo Morales cumpla con la construcción de nuevas viviendas, probablemente en la inmensa planicie de El Alto, vecina ciudad a La Paz.

Mientras, torrenciales lluvias siguen haciendo peligrar varios sitios de La Paz -que tiene al menos 200 ríos subterráneos-, y miles de construcciones en lugares no seguros.

El viceministro de Defensa Civil, Hernán Tuco, reportó hoy que las lluvias caídas en Bolivia desde enero provocaron al menos 52 muertos y dejaron 13.762 familias damnificadas.

"El caso de La Paz es dramático porque el deslizamiento de tierra afectó a 140 hectáreas", agregó.

Los damnificados del deslizamiento hoy arriesgaban sus vidas en el afán de recuperar sus pertenencias y enseres de las casas destruidas.