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Noticias Internacionales - Noviembre 2011


8 de Noviembre de 2011

De la falta de agua al tubo que causó la tragedia

Teresita Celis

En Manizales llevo viviendo hace cerca de 10 años y en esa década nunca había visto a esta ciudad cafetera, apacible y querendona, tan revolucionada, como en estas últimas dos semanas.

Hace unos días, quienes vivimos y trabajamos aquí, pudimos, luego de 15 días, bañarnos otra vez con agua caliente salida de una ducha, lavar la ropa sucia que teníamos acumulada en bolsas negras y, lo mejor, dejamos de preocuparnos si el balde estaba lleno o vacío. Obvio, de agua, la misma que le faltó a los 370.000 habitantes de esta capital por 15 días y la que tuvimos que buscar en carrotanques, en supermercados o pegados a una ladera. Y cuándo teníamos fresco el anuncio del alcalde de la ciudad, Juan Manuel Llano, de que la tubería, que dos semanas atrás se había llevado una avalancha, estaba nuevamente conectada y que por fin el preciado líquido llegaba por el grifo, el amanecer del sábado nos recibió con una tragedia.

Un alud de tierra tapó a unas 17 viviendas del barrio Cervantes, muy cerca al centro de Manizales, y deja, hasta el cierre de este escrito, 39 personas muertas, unas  20 desaparecidas y más de 100 damnificadas. Ésta se ha reportado como la peor tragedia sufrida en la ciudad lo que evidencia la magnitud de lo sucedido, en una capital que se levantó entre laderas y que su historia de más de 160 años ha estado marcada, precisamente, por las tragedias derivadas de derrumbes.

En medio de esta ‘revolución’ han salido a bailar, culpables o no, los administradores de la ciudad. En el primer caso, por poco previsivos, pues tenían la ciudad expuesta a que se quedara sin agua, como efectivamente pasó, porque solo se atendía las necesidades de los habitantes con una planta de tratamiento, la Luis Prieto, cuando existe otra, La Niza, que está por fuera del sistema de acueducto en reparación porque fue afectada por el invierno de 2010. Y como en Colombia, nada puede ser solucionado en menos de un año, pues la Niza no fue la excepción y aunque el evento ocurrió en octubre del año pasado solo hasta hoy, 8 de noviembre, está anunciada la entrega de obras. Así, los administradores se tomaron un año, para arreglar la planta sin un plan B, por si acaso, asumiendo un riesgo inmenso con un servicio vital: el agua. No contaron con la probabilidad del cambio climático, del invierno, de las vulnerabilidades y claro de la madre naturaleza, a la que hay que respetar. Hace rato se dice que hay que estar con los ojos abiertos.

Y lo de Cervantes, Dios mío, qué tragedia dolosa para esta ciudad. Las versiones son encontradas y van y vienen. Desde que sucedió el derrumbe, los mismos habitantes señalaron que habían reportado una filtración de agua en la parte alta del talud. Pero ayer las autoridades locales han hecho insistente la versión de que lo sucedido fue súbito y que sobre esa ladera no había manifestación alguna de inestabilidad. Incluso eso mismo señala Corpocaldas, que es la autoridad ambiental.

Pero al avispero lo alborotó el mismo presidente Santos, quien en una visita rápida a Manizales el domingo y en el lugar de la tragedia dijo que en la zona había una alerta roja y una orden de evacuación no cumplida. Y ahí fue Troya porque los vecinos de Cervantes, que perdieron sus familiares, los que sobrevivieron, los muchos damnificados y los que viven ahí en el lugar, aseguran que esa tal orden de evacuación nunca la conocieron y nunca fueron notificados. El alcalde Llano salió también a decir que no existía una orden de evacuación porque sobre el talud no había una manifestación de inestabilidad.

“La alerta roja estaba declarada para toda la ciudad, no solo para el sitio de Cervantes”, sostuvo. Es más, dijo que al Presidente le dieron mal la información e insistió que no la dio él.

Lo uno o lo otro, y mientras ya se anuncian investigaciones de muchos lados sobre las verdaderas causas que motivaron esta dolorosa tragedia, que no resucitará a los muertos, lo cierto es que los administradores públicos deben hacer sus reflexiones porque la omisión sí que cuesta. Y sobra decir que ayuden a las familias afectadas, que les cumplan con lo que prometieron y que piensen en compensarlas para que ese dolor por la pérdida de sus familiares sea más llevadero.

Para mí es claro que hubo exceso de confianza de los administradores de Manizales frente a la emergencia del agua, un exceso que salió costoso, y sobre Cervantes… muchos interrogantes. Que las autoridades investiguen.

 

 

En este lamentable estado quedó el barrio Cervantes de Manizales.



Fuente:
Teresita Celis, 8 de noviembre de 2011, De la falta de agua al tubo que causó la tragedia. www.elheraldo.co
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