Desinformación pone en duda pureza del agua que consumen los caraqueños

Un velo de misterio rodea a las estadísticas y experticias que se practican en el proceso de tratamiento de la planta potabilizadora del agua potable que se consume en Caracas.

Esto es gran motivo de preocupación para los expertos en gestión del líquido.

Y Pedro Briceño, coordinador general de la Organización No Gubernamental (ONG) SOS Agua, no es la excepción.

A Briceño le inquieta que el no tener acceso a la información que emiten Minambiente y la Región Salud Miranda sobre las operaciones que se desarrollan en la única potabilizadora con que cuenta la capital genera que los diagnósticos que se hagan sobre su funcionamiento sean empíricos o no ajustados totalmente a la realidad. De hecho, no existen cifras ni estadísticas mensuales, como lo pautan los protocolos internacionales de ambiente.

Las instalaciones de la Planta Potabilizadora La Mariposa están ubicadas en los límites entre los municipios Libertador y Los Salias.

De lo que sí está seguro el especialista es que en el proceso que se adelanta allí se comete hipercloración en el agua, a la que también se le vierten químicos en demasía para potabilizarla. Ello pude producir escozor y enfermedades de la piel, señala Briceño.

Heces e invasiones

Pero lo más grave es que los afluentes que caen allí y cuyas corrientes provienen de la Cortada de Guayabo, la Quebrada de Pacheco y otros cauces de las zonas aledañas a La Mariposa vienen cargadas de heces y otros contaminantes. "Ese es el gran problema", advierte Briceño, quien indica asimismo que otros factores que causan impurezas son las invasiones, las cuales además merman la generación de agua.

El embalse La Mariposa, que nutre a la planta potabilizadora, recibe 40 por ciento de agua y el resto es lodo.

"La capacidad está mermada por los numerosos sedimentos que llegan, debido a que el espacio no se draga ni se mantiene regularmente", afirma Briceño.

El agua que se produce en la potabilizadora en cuestión es una fuente fundamental para la capital, dice.

El problema es que esa planta de tratamiento que tiene ya 50 años se construyó y se olvidaron de inyectarle más inversiones.

Ni tampoco hay un sistema de plantas potabilizadoras en el país, alerta.

Dice Briceño que es gigantesco el costo para lograr la depuración y poder contar con un servicio de excelencia.

A ello se añade que existe una planta de gasoil ubicada en el sector que produce humo y restos del combustible van a dar al agua.

Tanto es así que "a la bora, que antes era verde, ahora la puso de color marrón".

Saneamiento multimillonario

Para solventar todas estas fallas "se requiere de una inversión multimillonaria en el río Valle, mucho mayor que aquella que anunciaron para purificar el río Guaire, y que nunca se cumplió.

Eso sobrepasaría -a grosso modo- los tres mil millones de bolívares. Y hay que recordar que es una política de Estado".

Asimismo, Briceño se manifiesta a favor de sanear con un tratamiento adecuado a todas las cuencas que vienen del sistema Tuy I.