Bangkok, 21 oct (EFE).- La primera ministra de Tailandia, Yingluck Shinawatra, declaró hoy el estado de desastre a raíz de las peores inundaciones ocurridas en el país en el último medio siglo y después de que el agua comenzará a anegar suburbios de Bangkok.

Los barrios residenciales situados a unos 15 kilómetros al norte del corazón de la capital fueron los primeros en recibir parte de la tromba de agua que desciende desde las 28 provincias de la meseta central que permanecen anegadas desde hace varias semanas.

Después de reforzar durante largo tiempo los diques de Bangkok, el Ejecutivo dio la orden de abrir algunas de las compuertas de los canales con el fin de que el agua pase a través de la gran metrópoli ubicada en la desembocadura del río Chao Praya y desaguar así parte de la región del interior, donde en muchas poblaciones hace ya tres meses que sus habitantes realizan un tipo de vida marítima.

A medida que transcurre el tiempo, y según las autoridades, el nivel del agua aumenta en las provincias que colindan con Bangkok, crece la irritación de sus habitantes y mayor es la presión que resisten los diques levantados a lo largo de todo el perímetro capitalino del norte y del noreste.

El jefe del Ejército, general Prayuth Chanocha, calificó de "inmenso" el volumen de agua que anega las provincias aledañas a Bangkok y avisó de que los diques de protección de la urbe no resistirán la fuerte presión.

"Si tenemos en cuenta la velocidad que lleva la corriente de agua, podemos dar por sentado que las barricadas se desmoronarán", dijo el jefe militar a la prensa.

La declaración del estado de desastre deposita en la primera ministra plena autoridad para dirigir personalmente la estrategia nacional contra las inundaciones y pone bajo su mando todos los organismos oficiales con funciones en situaciones de emergencia.

Además, dicha declaración de desastre conlleva la entrada en vigor de la ley que también concede a la primera ministra el poder para cesar de inmediato a aquellos funcionarios que no acaten sus órdenes o que actúen de una forma considerada negligente.

Esta medida fue anunciada cuando surgen señales de disputas en el seno del Gobierno acerca de la gestión del desastre y arrecian las críticas de un amplio sector de la población por la lenta respuesta de las autoridades y la falta de coordinación con los gobernadores de las provincias afectadas por las inundaciones.

En su intervención, la jefa del Gobierno indicó que había dado la orden al Ejército de proteger las instalaciones estratégicas de la capital, incluidas las del aeropuerto internacional de Suvarnabhumi, las plantas eléctricas, el Palacio Real y el Hospital Siriraj, donde desde hace dos años se encuentra ingresado el rey Bhumibol Adulyadej por problemas de salud.

La población de Bangkok, con más de diez millones de habitantes, fue de nuevo alertada para que se prepare a afrontar el efecto de una parcial inundación.

"Pido a todos los residentes en Bangkok que pongan en lugares altos sus pertenencias como medida de precaución, pero no hay razón para el pánico", recomendó la jefa del Gobierno.

Bangkok se asemeja a una isla sitiada por el agua de color pardo que arrastra basura y también productos químicos de las más de 14.000 fábricas y negocios de las provincias vecinas y la meseta central que han quedado inundados a medidas que las aguas han seguido su curso natural hacia el mar.

Tailandia registra estas inundaciones desde que a finales del pasado julio se desbordaron los primeros ríos y pantanos con la llegada de las copiosas lluvias del monzón.

Luego, las provincias del norte y de la meseta se fueron inundando una tras otra mientras las autoridades locales intentaban paliar la situación con medidas improvisadas y escasos recursos.

Desde el inicio de las precipitaciones, al menos 345 personas han muerto y más del 10 por ciento del total de la superficie dedicada a la agricultura está sumergida.

Yingluck, quien el pasado agosto asumió el poder tras ganar los comicios, calificó de "crisis nacional" y "problema abrumador" estas inundaciones, que según el Centro Nacional para la Prevención de Desastres Naturales, afectan a más de 9 millones de personas, incluidas casi 2,5 millones de damnificadas.

En Bangkok, los residentes han hecho acopio de agua embotellada por temor a que la corriente que suministra el servicio público se mezcle con la contaminada que desciende desde las demás provincias.

La mayor parte de los supermercados de la metrópoli hace ya días que están desabastecidos a causa de la interrupción de los canales de distribución y la avalancha de compradores atemorizados ante una eventual escasez de alimentos.

En un mensaje dirigido a la colonia de españoles, la embajada de España recomendó adoptar diversas precauciones "en previsión de posibles cortes de agua y luz, de graves problemas de transporte en las zonas afectadas".