KHOBAR/LONDRES (Reuters) - Mucho antes de entender el valor del petróleo, el reino desértico de Arabia Saudita conocía el valor del agua.
Pero los desafíos en materia de agua del principal exportador de crudo del mundo aumentan mientras el consumo de energía para desalinización erosiona los ingresos petroleros.
El nivel máximo de agua disponible se cierne de manera inquietante sobre el pico de producción petrolera, la teoría de que las reservas de combustible están en o cerca de su límite y que no tienen adónde ir, excepto hacia abajo.
El uso del agua en el reino casi duplica el promedio per capita global y está aumentando a un ritmo más rápido que la veloz expansión de la población de Arabia Saudita y su desarrollo industrial.
En el 2008, Riad abandonó defectuoso plan para lograr la auto-suficiencia en trigo y apunta a depender en un 100 por ciento de las importaciones para el 2016.
"La decisión de importar es para preservar el agua. No es una cuestión de costos. El Gobierno compra trigo a precios más altos que los del mercado local", dijo el vice ministro saudita de Agricultura para Investigaciones y Desarrollo, Abdullah al-Obaid.
Críticos se quejan de que las políticas aún no están integradas y dicen que el riesgo es que los agricultores sauditas se vuelquen a cultivos que necesitan aún más agua.
"Muchos granjeros que solían cultivar trigo empezaron a cultivar pasto en su lugar, lo que genera dividendos más inmediatos. Pero lamentablemente el pasto usa cuatro veces más agua que el trigo", indicó Abdulaziz Rabih al-Harbi, profesor de la Universidad Rey Saud y miembro del comité de agricultura de la Cámara de Comercio e Industria de Riad.