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Noticias Nacionales - Junio 2011


1 de Junio de 2011

El valle de Atlixco

RAFAEL H. PAGÁN SANTINI

Atlixco, “Águila que huye”, “Lugar de esteras de caña”, “Agua en la superficie del suelo”, ciudad de tradición milenaria, única entre sus congéneres, con pabellón de grana en su escudo de armas. Desde principios del siglo XVII, la fertilidad del valle le hizo ganar el nombre de “El Primer Granero de la Nueva España”, compitiendo en prosperidad con la ciudad de Puebla. Su heroicidad en la guerra de Independencia le permitió ganar el título de Ciudad d Atlixco. Hoy, esta gran ciudad, enfrenta un crecimiento urbano, que lejos de favorecerle, podría destruir su potencial económico. Paradójicamente, su geografía privilegiada es la que la pone en un alto riesgo de sufrir una catástrofe, su cercanía con el volcán Popocatépetl. Esta cercanía la nutre de agua a través de las filtraciones que inunda, no tan sólo su acuífero, sino sus manantiales y riachuelos.

El parteaguas de la Sierra Nevada es el origen que divide las aguas tributarias del Océano Atlántico (Golfo de México) de las del Océano Pacífico, formando dos de las más importantes cuencas de nuestro país (la del Valle de México y la del alto Balsas), y varias subcuencas que abastecen comunidades y municipios que rodean el Parque Nacional Iztaccíhuatl–Popocatépetl. Hacia la parte occidental descienden gran cantidad de arroyos que van a desembocar al norte de la Sierra Nevada en la antigua zona lacustre de la subcuenca Chalco y Lago de Texcoco, los cuales, a través del Gran Canal del Desagüe son tributarios del río Tula y a su vez éste del Pánuco que desemboca en el Golfo de México. Hacia el sur de la Sierra Nevada las corrientes que descienden contribuyen a formar el río Cuautla que alimenta la subcuenca del río Nexapa tributaria de la cuenca del Balsas. En la vertiente oriental los escurrimientos del macizo montañoso conforman la subcuenca del río Atoyac, tributaria también de la cuenca del Balsas, misma que desemboca en el océano Pacífico. Estos escurrimientos superficiales de la Sierra Nevada, conforman las trayectorias fluviales, subcuencas y cuencas hidrológicas que permiten la vida humana y la actividad económica en un gran número de asentamientos, desde el México central –la región más poblada del país–, hasta las desembocaduras; razón por la cual, la protección y conservación de los ecosistemas de la Sierra Nevada son estratégicos y de seguridad nacional1.

Dentro de los límites territoriales de la Región IV Balsas se incluyen 40 acuíferos, que captan como recarga renovable un volumen de 3 mil 967 hm3/año, frente a una extracción de mil 234 hm3/año, de donde se obtiene una diferencia que representa una reserva o disponibilidad de 2 mil 733 hm3/año. De lo anterior se desprende que de la recarga total que captan los acuíferos de la Región se utiliza aproximadamente e 31 por ciento y queda una disponibilidad de 69 por ciento, lo cual conduce a calificar la Región IV Balsas, desde el punto de vista de su balance geohidrológico cuantitativo, como una zona en condiciones generales de subexplotación.

Sin embargo, los acuíferos Alto Atoyac, Tecamachalco, Libres–Oriental están oficialmente sobreexplotados. Adicionalmente, existen los llamados conos de desabasto en la región Amozoc–Puebla–Cholula. Un reporte del Sistema Operador de Agua Potable y Alcantarillado (SOAPAMA) del municipio de Atlixco indica que el acuífero Alto Atoyac “recibe una recarga renovable de 94 millones de metros cúbicos por año frente a una extracción, a través de 668 aprovechamientos, de 112.45 Mm3 por año”, y agrega que ello redunda en un “volumen de sobreexplotación resultante de 18.35 Mm3 al año, que se extrae a costa de la reserva no renovable del acuífero, lo cual permite calificarlo como una zona de escasez y competencia”2, 3.

El estado de Puebla consta de seis grandes acuíferos: Valle de Tecamachalco, Libres–Oriental, Atlixco–Izúcar de Matamoros, Valle de Puebla, Valle de Tehuacán e Ixcaquixtla. El río Balsas nutre el acuífero de “valle de Puebla”. Los acuíferos son formaciones geológicas permeables que permiten la circulación y el almacenamiento del agua subterránea por sus poros o grietas. Estos estratos pueden estar formados con materiales muy variados como gravas de río, limo, calizas muy agrietadas, areniscas porosas poco cementadas, arenas de playa, algunas formaciones volcánicas, depósitos de dunas e incluso ciertos tipos de arcilla.

El acuífero de Atlixco–Izúcar de Matamoros, comprende una superficie de 2 mil km2, es de tipo libre y la profundidad del nivel estático va desde los cuatro hasta los 60 metros. Del agua extraída, 94 por ciento se destina al uso agrícola y 6 por ciento restante a los usos público, urbano, doméstico e industrial. Otros estudios señalan que la recarga estimada es de 242 millones de metros cúbicos anuales y el volumen de extracción es de 228 Mm3, que supone un equilibrio, pero se han identificado zonas de abatimiento del nivel freático. La diferencia en datos, muy probablemente, refleja la vulnerabilidad del acuífero. La desforestación del Parque Nacional Iztaccíhuatl–Popocatépetl y el caudal de agua extraído de los pozos de Nealtican para uso de la ciudad de Puebla, parece estar afectando directamente al acuífero del valle de Atlixco.  

 

“Agua en la superficie del suelo”

El municipio de Atlixco pertenece por completo a la subcuenca del río Nexapa, afluente del Atoyac y es regado por numerosas corrientes que provienen de las estribaciones del Iztaccíhuatl, siendo la principal el río Nexapa, uno de los pocos de carácter permanente y que cruza por la mitad del valle de Atlixco. El río Nexapa, nace en la falda oriental del Popocatépetl a unos 20 km al norte de la ciudad de Atlixco. Es un río de régimen permanente, alimentado en su porción alta por los deshielos del volcán. Sobre su porción occidental, recibe aportaciones del río Cantarranas y de las barrancas La Leona y Cuescomate. A través del canal de Portezuelo, le llega un caudal aproximado de 4 metros cúbicos por segundo de aguas trasvasadas del Atoyac. Aunque el río no se considera en estado crítico, la calidad de sus aguas es preocupante para todos los sectores de la sociedad.4, 5, 6

Todavía, al día de hoy, podemos decir que Atlixco hace honor a su nombre, “Agua en la superficie del suelo”. Sólo hay que ver la industria de la flor y los criaderos de las truchas para comprender por qué se le llamó de esta forma. Sin embargo, una vez que fue superado el miedo las erupciones del volcán el crecimiento urbano ha vuelto a ser uno de los pilares de la economía local. Actualmente, existen varias zonas en construcción que se traducirán en miles de viviendas. Lo que implica un aumento en el consumo del agua potable y un mayor desperdicio residual, tanto líquidos como sólidos. De acuerdo a las excelentes investigaciones del doctor Armando Enrique Navarro, se puede decir que las descargas de aguas residuales en la ciudad de Atlixco, comparadas con las de Puebla e Izúcar de Matamoros, pueden considerarse de débiles a medianas, lo que indican su relativa limpieza 7. Esto podría favorecer el desarrollo económico del sudeste de la ciudad, el cual no cuente con el mismo caudal de agua.

 

1 Dirección del Parque Nacional Iztaccíhuatl–Popocatépetl, Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, Semarnat.

2 Formulación del Plan de Gestión Integral del agua y de la cuenca del río Nexapa, mayo de 2004.

3 Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Humanos, Secretaría de Desarrollo Urbano y Obreas Públicas del Estado de Puebla, Centro Universitario Para la Prevención de Desastres regionales, BUAP

4 CNA 2002b. Comisión Nacional del Agua, Determinación De La Disponibilidad De Agua En El Acuífero Atlixco–Izúcar De Matamoros, Estado De Puebla, 30 de Abril de 2002.

5 CNA 2003. Programa Hidráulico Regional 2002–2006. Región IV Balsas. Comisión Nacional del Agua, Primera Edición, julio del 2003.

6 CNA 2005. Diagnóstico Preliminar de la cuenca del río Nexapa (Estado de Puebla), CNA Delegación Regional Puebla, 2005.

7 Amado Enrique Navarro Frometa, Armando Peña Calva, Esperanza Rosas López, Sandro Cid Ortega, Estudio Comparativo de las Descargas de Aguas  Residuales de las ciudades de Izúcar de Matamoros, Atlixco y Puebla, 2006, artículo obtenido en internet.

 

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rhpmedicus@yahoo.com.mx

 


Fuente:
RAFAEL H. PAGÁN SANTINI, 1 de junio de 2011, El valle de Atlixco. La Jornada de Oriente
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