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Noticias Internacionales - Enero 2012


11 de enero de 2012

Ecologistas se preparan contra el fracking

Héctor H. Rodríguez A.

La última tecnología que preocupa al mundo ecologista se llama fracturación hidráulica o fracking. La proliferación el último año de planes de investigación de gas de esquisto (shale gas, en inglés) motivó la aparición de movimientos contrarios en regiones donde se estudia la explotación del gas.

El principal temor de los ecologistas es que las perforaciones las primeras están previstas para este año contaminen acuíferos subterráneos, sobre todo en regiones que dependen de ellos para subsistir.

El fracking consiste en la inyección concentrada en la tierra de agua, arena y productos químicos para provocar el flujo de gas. Esta técnica se empezó a extender en EEUU hace diez años, pero su uso apenas convence en Europa, con la salvedad de Polonia. Los movimientos contrarios constituidos en Cantabria, Euskadi y Castilla y León denuncian que estas comunidades autónomas apuesten por esta técnica, cuando está cuestionada en otras partes del mundo.

Denuncian la apuesta en España por el gas de esquisto, cuestionado en la UE
En Cantabria, colectivos ecologistas y ciudadanos formaron la Asamblea contra la Fractura Hidráulica. Su mayor preocupación es el proyecto Arquetu. El consejo de gobierno de Cantabria otorgó en abril de 2011 a la empresa Trofagás Hidrocarburos SL, filial de la compañía estadounidense BNK Petrolium Inc, un permiso de investigación por un periodo de seis años, sobre una superficie de 24.876 hectáreas que se extiende por nueve municipios, entre ellos, San Vicente de la Barquera y Cabezón de la Sal.

Las primeras perforaciones
Por ahora, la empresa se ha dedicado a recopilar información, pero, según el permiso del gobierno de Cantabria, este año debería acometer la perforación del primer pozo, de los cuatro previstos, a través de una acuífero subterráneo que llega a los 2.000 metros de profundidad.

La Asamblea contra la Fractura Hidráulica denuncia que esta investigación, junto al parque natural Saja-Besaya, puede provocar la contaminación del “gran acuífero subterráneo”, que alimenta los ríos Saja y Nansa, catalogados de Interés Especial, y que, además, tiene captaciones de agua para el consumo doméstico, la ganadería y la agricultura.

Gobierno vasco apoya la «investigación», pero no aún la explotación
El permiso de investigación está recurrido por distintos colectivos, como Ecologistas en Acción Cantabria. En sus alegaciones, apuntan que “gran parte del territorio afectado tiene diferentes calificaciones de protección forestal, paisajística o agropecuaria”.

Aparte del proyecto Arquetu, la Asamblea contra la Fractura Hidráulica teme que otros cuatro permisos de investigación de hidrocarburos concedidos ya en Cantabria estén relacionados con el fracking. Se trata de Luena (75.000 hectáreas), Bezana (87.000), Bigüenzo (91.000) y Usapal (75.000). “Debido a la ocultación de información, todavía no sabemos si estos permisos son para extraer gas mediante fracking”, denuncia.

El gobierno de Cantabria, del PP, mantiene su apuesta por el gas de esquisto, un proyecto heredado del anterior Ejecutivo de PRC y PSC-Psoe. El gobierno cántabro considera que las inquietud generada se debe a la “falta de información” del anterior Ejecutivo.

Las ONG temen que se contaminen acuíferos subterráneos
Sin valorar los informes científicos que cuestionan la viabilidad medioambiental del fracking, el Ejecutivo cántabro asegura que los trabajos se someterán a estudios de impacto ambiental y a la ley de Control Ambiental Integrado de Cantabria.

En Euskadi, los proyectos de investigación habían pasado desapercibidos hasta que, el pasado 14 de octubre, el lehendakari, Patxi López, anunció prospecciones en Araba durante una visita en Dallas (EEUU) a un campo de extracción de gas natural de la compañía Heyco, socia del proyecto con la Sociedad de Hidrocarburos de Euskadi.

Según López, si se confirmaran los datos, el hallazgo equivaldría a unos 180 bcm de gas, lo que supone el consumo de gas en España durante cinco años (60 años, en el caso de Euskadi). El problema radica en que para llegar ahí hay que atravesar el acuífero subterráneo de Subijana, el mayor de Araba.

El gobierno vasco se ha encontrado ya con la oposición de la plataforma Fracking Ez Araba, recién constituido. Según denuncia su portavoz, Andrés Illana, la primera problemática es que las autorizaciones de investigación para la perforación de tres pozos, localizados en Vitoria, se han concedido sin una evaluación de impacto ambiental.

En el caso de los dos primeros pozos previstos, de 5.150 metros y 5.300 metros de profundidad, el ministerio de Medio Ambiente resolvió, ya en marzo de 2010, para no exigir una evaluación de impacto ambiental, que “los impactos esperados por la perforación son de poca magnitud y complejidad”. Y el pasado 21 de noviembre, llegó a la misma conclusión sobre el tercer pozo previsto en Vitoria, de 4.864 metros de profundidad: “No es previsible”, arguye, “que el proyecto para la exploración de hidrocarburos  vaya a producir impactos adversos significativos”.

La plataforma Fracking Ez Araba no entiende cómo, ante una técnica tan discutida en Europa y por expertos científicos de todo el mundo, el ministerio de Medio Ambiente ni siquiera consideró preceptiva la evaluación de impacto ambiental para hacer la exploración: “la única diferencia entre la exploración y la explotación del pozo es que en esta última se almacena el gas extraído ya en la superficie y ahora lo tendrán que quemar”, aseguró Andrés Illana.

Este movimiento teme que un error provoque la contaminación del acuífero de Subijana, “el mayor recurso de agua que tenemos”. Su cuenca se extiende sobre 170 kilómetros cuadrados, hasta la frontera con Burgos, y sus aguas se usaron para paliar la sequía que sufrió Euskadi en 1990.

Recurso de Vitoria
La plataforma Fracking Ez Araba reclamó ya al Ayuntamiento de Vitoria, que este año es Capital Verde Europea, que no conceda la licencia de actividad a las empresas promotoras ante la falta de la evaluación de impacto ambiental. Confía en que el Consistorio no dé, al menos, la licencia hasta la celebración de unas jornadas sobre fracking, previstas para febrero.

Precisamente, el alcalde de Vitoria, Javier Maroto (PP), anunció un recurso contra la decisión de no exigir una evaluación de impacto ambiental para llevar a cabo dichas prospecciones en Subijana.

El viceconsejero vasco de Industria y Energía, Xabier Garmendia, defiende la posición “matizada” del gobierno de Patxi López sobre el gas de esquisto. Según su explicación, el Ejecutivo no tomó ninguna decisión sobre su explotación, sino que promovió su investigación. “Esto es muy importante, porque el proyecto de explotación no se va a autorizar si no cumple tres condiciones: la viabilidad técnica, la viabilidad económica y la viabilidad medioambiental. Se tiene que demostrar que se puede hacer sin peligro para el medio ambiente”.

A juicio de Garmendia, el hecho de que el ministerio de Medio Ambiente autorizase investigar los tres pozos sin una evaluación ambiental no resulta trascendental por dos razones. La primera, según esgrime, es que la Sociedad de Hidrocarburos de Euskadi ya realizó un estudio que se asemeja a una evaluación de impacto ambiental: “la diferencia es mínima”.

La segunda razón, según el viceconsejero de Industria y Energía, radica en que, en el supuesto de que se produjera un “desastre” en la perforación de un pozo, su “impacto sería mínimo y asumible por el medio. Esto no es una explotación, sino un experimento. Estamos hablando de un pozo, mientras que en una explotación hablaríamos de cientos de pozos”.

Según Garmendia, la investigación sobre el gas de esquisto en Araba se limitará por ahora a dos pozos en Vitoria y, si su estudio arroja “resultados concluyentes”, no se investigará el tercero y último autorizado por el ministerio de Medio Ambiente.

En Castilla y León, también acaba de surgir una asamblea contraria en Burgos. En esta provincia, el Ministerio de Industria concedió, el pasado septiembre, un permiso a Trofagás Hidrocarburos para la investigación de hidrocarburos mediante fracking.

Es el proyecto Urraca, sobre 94.815 hectáreas que se extienden por los municipios de Villarcayo, Medina de Pomar y la Merindad de Valdivielso y Frías. Pocas semanas después, la Junta de Castilla y León concedía a la misma compañía otro permiso de investigación, llamado Sedano, sobre 34.765 hectáreas, que afecta a una veintena de localidades.

La asamblea de Burgos denuncia que, “detrás de la fractura hidráulica, se esconden oscuros intereses y pocas bondades: empresas se enriquecen a costa del saqueo y destrucción de nuestros valles, medios rurales, montes”. Este diario trató de conocer, sin éxito, la versión de la Junta de Castilla y León.

Fidel también advierte
El 4 de enero, Fidel Castro hizo una advertencia sobre el fracking, extrañado por la falta de información sobre el tema. “Hace apenas unos meses leí por primera vez algunas noticias sobre la existencia del gas de esquisto. Se afirmaba que Estados Unidos disponía de reservas para suplir sus necesidades de este combustible durante 100 años.

Como dispongo en la actualidad de tiempo para indagar sobre temas políticos, económicos y científicos que pueden ser realmente útiles a nuestros pueblos, me comuniqué discretamente con varias personas que residen en Cuba o en el exterior de nuestro país. Curiosamente, ninguna de ellas había escuchado una palabra sobre el asunto. No era desde luego la primera vez que eso sucedía. Uno se asombra de hechos importantes de por sí que se ocultan en un verdadero mar de informaciones, mezcladas con cientos o miles de noticias que circulan por el planeta.

Persistí, no obstante, en mi interés sobre el tema. Han transcurrido solo varios meses y el gas de esquisto no es ya noticia. En vísperas del nuevo año se conocían ya suficientes datos para ver con toda claridad la marcha inexorable del mundo hacia el abismo, amenazado por riesgos tan extremadamente graves como la guerra nuclear y el cambio climático. Del primero, ya hablé; del segundo, en aras de la brevedad, me limitaré a exponer datos conocidos y algunos por conocer que ningún cuadro político o persona sensata debe ignorar.

No vacilo en afirmar que observo ambos hechos con la serenidad de los años vividos, en esta espectacular fase de la historia humana, que han contribuido a la educación de nuestro pueblo valiente y heroico.

El gas se mide en TCF, los cuales pueden referirse a pies cúbicos o metros cúbicos —no siempre se explica si se trata de uno o de otro— depende del sistema de medidas que se aplique en un determinado país. Por otro lado, cuando se habla de billones suelen referirse al billón español que significa un millón de millones; tal cifra en inglés se califica como trillón lo cual debe tenerse en cuenta cuando se analizan las referidas al gas que suelen ser voluminosas. Trataré de señalarlo cuando sea necesario.

El analista norteamericano Daniel Yergin, autor de un voluminoso clásico de historia del petróleo afirmó, según la agencia de noticias IPS, que ya un tercio de todo el gas que se produce en Estados Unidos es gas de esquisto.

“Un cuarto de la explotación de una plataforma con seis pozos puede consumir 170.000 metros cúbicos de agua e incluso provocar efectos dañinos como influir en movimientos sísmicos, contaminar aguas subterráneas y superficiales, y afectar el paisaje”.

El grupo británico BP informa por su parte que “las reservas probadas de gas convencional o tradicional en el planeta suman 6.608 billones —millón de millones— de pies cúbicos, unos 187 billones de metros cúbicos, [¼ ] y los depósitos más grandes están en Rusia (1.580 TCF), Irán (1.045), Qatar (894), y Arabia Saudita y Turkmenistán, con 283 TCF cada uno”. Se trata del gas que se venía produciendo y comercializando.

“Un estudio de la EIA —una agencia gubernamental de Estados Unidos sobre energía— publicado en abril de 2011 encontró prácticamente el mismo volumen (6.620 TCF o 187,4 billones de metros cúbicos) de shale gas recuperable en apenas 32 países, y los gigantes son: China (1.275 TCF), Estados Unidos (862), Argentina (774), México (681), Sudáfrica (485) y Australia (396 TCF)”.

Shale gas es gas de esquisto. Obsérvese que de acuerdo a lo que se conoce Argentina y México poseen casi tanto como Estados Unidos. China, con los mayores yacimientos, posee reservas que equivalen a casi el doble de aquellos y un 40  por ciento más que Estados Unidos.

” Un cuatro de países secularmente dependientes de proveedores extranjeros contarían con una ingente base de recursos en relación con su consumo, como Francia y Polonia, que importan 98 y 64 por ciento, respectivamente, del gas que consumen, y que tendrían en rocas de esquistos o lutitas reservas superiores a 180 TCF cada uno”.

“Para extraerlo de las lutitas —señala IPS— se apela a un método bautizado ‘fracking’ (fractura hidráulica), con la inyección de grandes cantidades de agua más arenas y aditivos químicos. La huella de carbono (proporción de dióxido de carbono que libera a la atmósfera) es mucho mayor que la generada con la producción de gas convencional.

“Como se trata de bombardear capas de la corteza terrestre con agua y otras sustancias, se incrementa el riesgo de dañar subsuelo, suelos, napas hídricas subterráneas y superficiales, el paisaje y las vías de comunicación si las instalaciones para extraer y transportar la nueva riqueza presentan defectos o errores de manejo”.

Baste señalar que entre las numerosas sustancias químicas que se inyectan con el agua para extraer este gas se encuentran el benceno y el tolueno, que son sustancias terriblemente cancerígenas.

La experta Lourdes Melgar, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, opinó que: “‘es una tecnología que genera mucho debate y son recursos ubicados en zonas donde no hay agua’”.

“Las lutitas gasíferas —expresa IPS— son canteras de hidrocarburos no convencionales, encalladas en rocas que las guarecen, por lo que se aplica la fractura hidráulica (conocida en inglés como ‘fracking’) para liberarlas a gran escala”.

“La generación de gas shale involucra altos volúmenes de agua y la excavación y fractura generan grandes cantidades de residuos líquidos, que pueden contener químicos disueltos y otros contaminantes que requieren tratamiento antes de su desecho”.

“La producción de esquisto saltó de 11.037 millones de metros cúbicos en 2000 a 135.840 millones en 2010. En caso de seguir a este ritmo la expansión, en 2035 llegará a cubrir 45 por ciento de la demanda de gas general, según la EIA.

“Investigaciones científicas recientes alertaron del perfil ambiental negativo del gas lutita. Los académicos Robert Howarth, Renee Santoro y Anthony Ingraffea, de la estadounidense Universidad de Cornell, concluyeron que ese hidrocarburo es más contaminante que el petróleo y el gas, según su estudio ‘Metano y la huella de gases de efecto invernadero del gas natural proveniente de formaciones de shale’, difundido en abril pasado en la revista Climatic Change.

“‘La huella carbónica es mayor que la del gas convencional o el petróleo, vistos en cualquier horizonte temporal, pero particularmente en un lapso de 20 años. Comparada con el carbón, es al menos 20 por ciento mayor y tal vez más del doble en 20 años’, resaltó el informe”.

“El metano es uno de los gases de efecto invernadero más contaminantes, responsables del aumento de la temperatura del planeta”.

“‘En áreas activas de extracción (uno o más pozos en un kilómetro), las concentraciones promedio y máximas de metano en pozos de agua potable se incrementaron con proximidad al pozo gasífero más cercano y fueron un peligro de explosión potencial’, cita el texto escrito por Stephen Osborn, Avner Vengosh, Nathaniel Warner y Robert Jackson, de la estatal Universidad de Duke.

“Estos indicadores cuestionan el argumento de la industria de que el esquisto puede sustituir al carbón en la generación eléctrica y, por lo tanto, un recurso para mitigar el cambio climático.

Una aventura demasiado prematura y riesgosa
“En abril de 2010, el Departamento de Estado de Estados Unidos puso en marcha la Iniciativa Global de Gas Shale para ayudar a los países que buscan aprovechar ese recurso para identificarlo y desarrollarlo, con un eventual beneficio económico para las transnacionales de esa nación”.
Fuente: Cubadebate, Telesur

El dato
El gobernador Sergio Urribarri viajó en diciembre pasado a Londres, invitado a la presentación especial que realizó la empresa de servicios energéticos número uno en el mundo, la multinacional Schlumberger, en su sede central, para analizar  la potencialidad argentina en shale oil y shale gas.

 

 

Fracturación hidráulica o fracking, la última tecnología que preocupa al mundo ecologista.



Fuente:
11 de enero de 2012, Ecologistas se preparan contra el fracking. www.eltiempo.com
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