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Noticias Internacionales - Marzo 2012


11 de Marzo de 2012

CON AGUAS GRISES DIVERSIFICAN HORTICULTURA
EN EL JUTE, SOROGUARA

Darío Guzmán

A 40 minutos de Tegucigalpa siguiendo la carretera del norte, se encuentra San José de Soroguara, esparcida comunidad rural rodeada por montañas de altos picos y grandes hondonadas.

Un poco adelante de esta aldea capitalina, descendiendo por labranzas y bosques raleados, está El Jute, caserío ubicado a más de 900 metros sobre el nivel del mar, lugar donde se desarrolla una tecnología apropiada para la seguridad alimentaria.

Doscientos habitantes y 50 casas conforman este poblado de horticultores tradicionales, quienes a falta de sistemas de riego especializados están adoptando en sus predios técnicas simples para irrigar sus cultivos.

Los juteños ancestralmente solo habían sembrado habichuelas, culantro, y apio; escasos cultivos que no les dejaban “niun” cinco, y apenas les ajustaban para medio comer.

Era tal su limitación de siembra, que estos capitalinos de cerro no sabían cómo cultivar legumbres tan comunes como: zanahorias, remolachas y coliflor.

Esta “necesidad sentida” fue detectada por la Alcaldía de Tegucigalpa, cuyas autoridades tocaron las puertas del Programa Especial de Seguridad Alimentaria (PESA) de la FAO, para que vinieran en auxilio de estos precarios agricultores.

Fue así como, desde marzo del 2010, se instalo aquí un componente del Programa Agricultura Urbana y Periurbana conocido como: “Filtros para el manejo de aguas grises y su reutilización en huertos agrícolas”.

Se trata de un proyecto piloto con estructuras básicas que reutiliza las aguas desechadas por baños, lavanderos y cocinas.

Interesados en esta tecnología, que ocupa materiales y mano de obra local, Crónicas del Desarrollo de LA TRIBUNA viajó a Soroguara-El Jute, para observar in situ esta alternativa que cobra interés en momentos de crisis alimentaria.

Concibió esta jornada Karla Andino, jefa del Programa Agricultura Urbana y Periurbana, y condujo la misma Federico Rodríguez, con el apoyo de Juan Ramón Huete; todos del PESA-FAO.

Con ellos se vino a conocer dos tipos de filtro de aguas grises. Uno construido con cemento, ladrillos y arena en la superficie del suelo, y otro hecho con llantas usadas superpuestas, el cual se experimentaría por primera vez.

En ambos filtros se utiliza grava, arena y carbón; estos materiales tamizan el líquido sucio de baños, cocinas y lavanderos; reteniendo residuos de detergentes, jabones y grasas hasta filtrar agua limpia apta para regar cultivos agrícolas.

La primera visita de esta gira fue a la “finquita” de Santos Emilio Valle, alto y delgado agricultor quien construiría en su parcela agrícola un filtro de aguas grises y un pozo almacenador de agua para riego.

Mientras piocheaba el suelo y, razonando por qué quería uno de estos filtros, don Santos, con sencillez, expresó: “Espero que ante la poca lluvia este filtro me ayude a cultivar verduritas y maicito”.

Después se pasó a la casa de José Adán Morales, agricultor que probaría un nuevo modelo de filtro. Este era una estructura simple, hecha con llantas usadas, colocadas una sobre otra.

Este filtro con llantas también funciona con grava, arena y carbón vegetal; igual transforma agua gris a agua limpia para irrigar cultivos principalmente en verano.

Interrogado sobre los beneficios que le traería este filtro, don José Adán manifestó que: “Ante la escases de lluvia espero que este cultivo fortalezca mi huerto para alimentar mejor a mi familia, y que también sirva de ejemplo a los vecinos que quieran ampliar sus cultivos”.

En referencia al funcionamiento de estos filtros, el anfitrión de la gira, Federico Rodríguez, explicó que se busca que las aguas jabonosas al filtrarse salgan inocuas y sin bacterias, de manera que no dañen la salud de las personas que comen legumbres producidas por este sistema.

Federico Rodríguez, originario de Langue, Valle, amplio conocedor de la agricultura urbana y periurbana, destacó que: “Este es un proyecto piloto; una tecnología que permite crear huertos familiares donde se aprende a producir hortalizas con vitaminas y minerales muy necesarios para la nutrición”.

En esta apuesta para el desarrollo y bien comunitario, PESA-FAO trabaja con 19 productores afiliados al grupo Dios Proveerá. Con ellos se construyeron 12 filtros de aguas grises en el suelo, más el primero que se haría con llantas usadas.

En la jornada también se interactuó con Juan Ramón Huete, técnico agropecuario, quien destacó que además de la construcción de filtros, se brinda a los beneficiarios enseñanzas sobre educación nutricional y diversificación de cultivo.

“Con estas capacitaciones, los sacamos de los cultivos tradicionales y los pasamos a sembrar: zanahorias, remolachas, rábanos, tomate, pepinos, apio, perejil y coliflor”, aseguró con satisfacción Huete, profesional nativo de Vallecillos, Francisco Morazán.

Se sabe que gracias a los filtros de aguas grises varias familias sacan 50 remolachas y 100 zanahorias quincenales, utilizando tierras de ladera entre los 15 y 20 metros cuadrados de extensión.

Los técnicos coincidieron que el suelo franco arenoso y limoso, y el clima apto para la producción de hortalizas, alientan a que los súbditos de Soroguara-El Jute vayan incorporándose a los filtros de cemento y ladrillo y los de llantas usadas.

Mientras se proyectaba esta Crónica del Desarrollo, Federico Ramírez y Juan Huete, amable pero firmemente “puyaban” a Santos Valle y a José Morales para que culminaran sus respectivos filtros de aguas grises.

Es así que, blandiendo barras, piochas, palas y, acarrando diversos materiales, estos hombres de brazos fibrosos y sonrisas francas, ayudados por sus familiares, le entraron duro a sus respectivos proyectos.

Así, a “chorros” fueron dando forma a sus filtros. Construcción que realizaban también con la ayuda de algunos vecinos, un gesto de solidaridad que entre campesinos se conoce como “mano vuelta”; es decir: “ayúdame hoy, que mañana yo te ayudaré”.

Todo esto ocurría en un entorno de tejas pardas, chimeneas humeantes, perros con costillas de violín, rebuznos esporádicos y un ejército de niños y niñas para nada desnutridos.

Mientras Santos Emilio y José Adán “rumbaban piocha” en sus proyectos, Juan Huete agregó que a los beneficiarios adicionalmente se les dan instrucciones para la producción de abonos orgánicos, como bocashi, compost y lombricompost.

Dijo, además, que los miembros del Dios Proveerá también aprenden a hacer forefum, un foliante, repelente y fungicida sin químicos, en base a productos naturales con cal, ceniza, arena y caca de gallina.

Por su parte, Federico Rodríguez destacó que aunque PESA-FAO incursionó aquí con escasos fondos, los filtros de aguas grises están dando resultados, por lo que debería replicarse esta tecnología en zonas de necesidades alimentarias.

“Aquí en El Jute hay buen eco, las familias están incorporándose y, aunque hay cierta reticencia, es un modelo que debe ser conocido y llevado a otras comunidades; es una bonita experiencia donde no solo se enseña a producir sino a consumir legumbres”, destaco el técnico.

“Se trata de crear una cultura de consumo donde la gente no se incline por refrescos embotellados y churros, sino que conozcan y degusten las propiedades nutritivas de las hortalizas”, puntualizó Rodríguez.

Mientras el “mano vuelta” funcionaba, y don Federico y don Juan se afanaban pregonando el “apostolado” de los filtros de aguas grises para la producción de hortalizas, hubo tiempo para degustar cuajada, frijoles y tortillas de la región.

Igual hubo tiempo para echarse un “pelito” en una hamaca. Desde aquí se oteaba toda la región, donde destacan las montañas El Mogote y La Montañuela, en cuyos pies se esparcen muchas parcelas agrícolas con variadas tonalidades de verde.

En este caserío de El Jute, aldea de San José de Soroguara, Municipio del Distrito Central, los filtros de aguas grises están diversificando la agricultura gracias al empoderamiento de una tecnología fácil, barata y autosostenible.

Afortunadamente, los filtros de aguas grises de don Santos y don José están a la orilla de la carretera, pronto los agricultores y agricultoras que pasen por ahí verán: “Dios les está proveyendo”, por tanto buscarán incorporarse a este exitoso y esperanzador sistema.

Sistema que, con materiales obtenidos localmente y aguas grises reutilizadas, está ayudando a beneficiarios como los de El Jute a desmarcarse de enfoques asistencialistas que crean dependencia, encausándolos por surcos que conducen a la seguridad alimentaria.

 


 

El Jute-Soroguara, esparcida aldea rural capitalina.



Fuente:
Darío Guzmán, 11 de marzo de 2012, CON AGUAS GRISES DIVERSIFICAN HORTICULTURA EN EL JUTE, SOROGUARA. La Tribuna
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