Asunción, 2 may (PL) Los niveles de las aguas en el inundado Chaco paraguayo iniciaron un descenso gracias a la apertura o destrucción de diques construidos ilegalmente, informó el Gobierno.

  Sin embargo, la llegada temprana del frío y la humedad existente provoca el incremento de enfermedades respiratorias y la necesidad de proveer a la población de abrigos.

El ministro del Ambiente, Oscar Rivas, dijo que la destrucción por el cuerpo de ingenieros del Ejército de seis diques construidos ilegalmente por grandes ganaderos de la zona y la apertura voluntaria de otros, ayudó a reducir el nivel de inundación en algunas zonas.

Los ingenieros militares dinamitaron seis de los represamientos y otros seis fueron abiertos por quienes los construyeron, permitiendo así el flujo libre de las aguas del río Pilconayo, desviado de su cauce.

De todas formas, Rivas anunció que se procederá a promover acciones penales contra los empresarios constructores de las mencionadas represas ilegales, cuyo único fín era beneficiar sus haciendas y terrenos.

Aunque el nuevo panorama ya permite el acceso por tierra a algunos de los poblados campesinos e indígenas aislados hasta ahora por las aguas, otra parte del Chaco permanece aún con los caminos bloqueados.

La nueva preocupación de las autoridades es la baja en las temperaturas registrada en un otoño que se parece cada vez más al principio del fuerte invierno paraguayo, no solo en el Chaco, sino en el resto del país.

Precisamente por ello, la Secretaría Nacional de Emergencia planteó la importancia del suministro de colchas y abrigos para entregarlos a los pobladores de escasos recursos.

El objetivo es prevenir un mayor incremento de los casos de enfermedades respiratorias, los cuales fueron reportadas en el área durante los últimos días con una mayor asiduidad.

Por su parte, la Cruz Roja anunció la obtención de un fondo de emergencia que le permitirá asistir con alimentos y medicinas a más de mil 500 personas evacuadas y trasladadas a uno de sus campamentos.