A menos de una hora de la capital zacatecana, gente de comunidades como Pozo de Gamboa y San Antonio del Ciprés tienen que tomar agua de los pozos, a veces anaranjada, otras amarilla, y con basura.
Por este servicio deben pagar 70 pesos cada semana para la compra de un tinaco de 200 litros que tienen que utilizar en las actividades domésticas.
Esta es una constante en las zonas rurales de la entidad, pues menos de 10 por ciento de sus habitantes cuentan con una planta potabilizadora que les asegure que el vital líquido que consumen es apto para el consumo humano.
Sara Yésica González Alonso, docente investigadora de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) explicó que de manera natural, debido a la estructura geológica de la entidad, el agua se contamina con algunos elementos químicos como el arsénico, el flúor o el mercurio, mismos que afectan los dientes y los huesos, incluso poseen agentes cancerígenos bioacumulables en los diferentes órganos del cuerpo humano.
Expresó que cuando se perfora un pozo, el agua no siempre es apta para el consumo humano; sin embargo, en la mayoría de los municipios, la gente consume agua contaminada de manera natural y por la basura que la gente arroja a los mantos freáticos.
La investigadora recordó que en Zacatecas no se cuenta con un solo relleno sanitario que evite las filtraciones de contaminantes a los puntos de donde se extrae el agua para consumo humano.
Recordó que todos los tiraderos son al aire libre, por lo que escurren los lixiviados y de alguna manera ensucian los mantos acuíferos.
Enrique Morán Faz, director general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en Zacatecas, informó que durante los últimos años se han construido alrededor de 54 plantas potabilizadoras en la entidad.
Mencionó que antes, cuando se construía un pozo y el agua no era apta para el consumo humano, tenía que buscarse otro lugar para repetir el proceso; empero, con el fin de ahorrar recursos, se ha optado por limpiar esa agua, aunque no en todos los casos.
El funcionario federal señaló que lo ideal es que se construyan casetas donde el vital líquido se entregue a la gente en garrafones y no directamente de los pozos; así se reducirían riesgos a la salud de los usuarios.
Dijo que si el agua pasa por la tubería, se vuelve a ensuciar, aunque no igual que como originalmente sale del pozo.
Lo más recomendable, agregó el funcionario de Conagua, es que se limpie mediante el proceso de ósmosis inversa, que es como un filtro, una membrana semipermeable que posee pocos agujeros; el tamaño de los poros es tan minúsculo, que sólo deja pasar las partículas pequeñas, por ejemplo, deja pasar las moléculas de agua, pero no las de azúcar, que son más grandes.
Rafael Gutiérrez Martínez, director de la Comisión Estatal de Agua Potable y Alcantarillado de Zacatecas (Ceapa), comentó que estas 57 plantas son operadas por los comités de las comunidades, o por personas que ellos mismos designan; expresó que los ciudadanos que consumen agua mediante este tratamiento pueden estar seguros de que está limpia.
Según información de los Servicios de Salud de Zacatecas (SSZ), quienes hacen visitas periódicas a estos espacios para realizar pruebas, el vital líquido cumple con la calidad que establece la norma federal.
Gutiérrez Martínez indicó que lo que se recauda de la venta de los garrafones que se ofrecen por lo general a diez pesos, se utiliza para el mantenimiento de la planta y para el pago a las personas que trabajan ahí.
Éxito y fracaso
Villa de Cos cuenta con 11 plantas de estas características. Roberto Tapia, director del Sistema Municipal de Agua Potable (Simap), comentó que entre las comunidades beneficiadas con este tipo de proyectos están El Rucio, Cervantes, Primero de Mayo, Efigenia y Aldea de Codornices.
En la cabecera municipal lleva dos meses funcionando la planta denominada Burgo de San Cosme, misma que genera tres empleos directos; las demás están operando con dos elementos. Diariamente se distribuye el agua, misma que cumple con la norma oficial mexicana.
Los primeros 30 días se distribuyeron unos dos mil garrafones con un costo de diez pesos, pero para el siguiente mes, la demanda subió a mil 200 más.
Además cuentan con un vehículo que reparte agua en toda la cabecera municipal; incluso posteriormente se piensa entregar agua potabilizada en las comunidades donde la gente la recolecta de donde encuentra y por lo tanto representa un riesgo para la salud, ya que específicamente en esta parte del estado el agua contiene algunos metales pesados.
En Santa Mónica, comunidad de Guadalupe, también se cuenta con una planta potabilizadora y, a pesar de que lleva siete años en operación y que el garrafón cuestan 10 pesos, apenas son unos ocho los que se venden diariamente, pues la población prefiere tomar agua de otros lugares, sin importar su estado.
Malas aguas
Derivado de un estudio realizado por Alejandra Moreno, responsable de Educación Ambiental en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) en coordinación con el Colegio de Químicos, encontraron agentes contaminantes en seis de las 38 marcas más vendidas en la entidad.
El principal problema, aseguró la especialista, es que quienes trabajan en estas plantas no se lavan las manos después de ir al baño.
Entre las bacterias que se encontraron, está la escherichia coli, misma que forma parte de la flora intestinal y se encuentra en las heces fecales, a pesar de que las botellas que se analizaron estaban completamente selladas.
También se encontraron otros microorganismos como es el estreptococo y el estafilococo, que también se localizan en piel, pero que cuando cambian de espacio anatómico en el organismo se vuelven patógenos, mismos que pueden causar infecciones gastrointestinales.
Expresó que a pesar de que los Servicios de Salud de Zacatecas (SSZ), realiza visitas periódicas, estas son situaciones no controlables, por lo que la mejor opción es hervir el agua.
 |
