Luis Pérez Courtade

CIUDAD DE MÉXICO, 26 de junio.- Para Armando Ahued, secretario de Salud del Gobierno del Distrito Federal, el agua que llega a la capital proveniente del Sistema Cutzamala “sí huele feo, sabe feo, pero es la única  disponible”.

“Si no trajéramos esa agua, no habría de otra”, afirmó. A través de la Agencia Sanitaria y el área de Epidemiología, el titular de la Secretaría del Salud capitalina aseguró que la dependencia a su cargo revisa diariamente la calidad del agua que llega a la urbe.

“Hacemos tomas diarias de muestras de agua de toda la ciudad y medimos el nivel de cloración; cuando está en niveles adecuados, que satisfacen la norma, pues va bien.”

El funcionario reconoció que la cianobacteria geosmina ha cambiado el sabor y olor al agua, y llamó a los capitalinos a ser conscientes del problema que representa para la ciudad el abasto del líquido.

“Hace un mes llega esa agua y no ha habido reportes epidemiológicos que indiquen que haya un disparo de enfermedades gastrointestinales, diarreas, vómitos. La calidad del agua es bastante satisfactoria, y las enfermedades gastrointestinales han tenido un comportamiento prácticamente igual al de todas las temporadas”, subrayó.

El pasado 8 de junio, Excelsior publicó que, según la Comisión Nacional del Agua, los malos olores y saborización en el agua que llega a 12 de las 16 delegaciones de la Ciudad de México perdurarían durante los próximos dos meses.

Es el tiempo que tiene programado el Organismo de Cuenca de Aguas del Valle de México para dosificar carbono activado en el agua que se almacena en la presa de Valle de Bravo y que suministra al Sistema Cutzamala.