Washington, Las consecuencias del accidente en la planta nuclear de Fukushima, Japón, permitieron que científicos estadounidenses estudiaran los patrones migratorios de algunas especies marinas.
Según la revista académica Journal of Environmental Science & Technology, dos años después del desastre ambiental, rastros tóxicos hallados en atúnes rojos del Pacífico, sirvieron a los especialistas para investigar el proceso migratorio de esos peces.
Los analistas encontraron a la altura de México y el sur de Estados Unidos, atúnes que en sus organismos tenían sustancias radiactivas de las vertidas al mar cuando ocurrió el accidente japonés, pero con niveles de contaminación no preocupantes para su ingesta.
Los químicos identificados en esa especie sirvieron a los científicos para determinar si los ejemplares descubiertos en las costas de California habían viajado desde Japón después del accidente o si llevaban más de un año en el este del Pacífico.
Daniel Madigan, investigador de la Universidad de Stanford, explicó que el método de rastreo del atún mediante indicadores radiactivos permitirá estudiar otras especies que hacen épicos cruces oceánicos, como tiburones, tortugas o aves.
Los expertos están interesados en seguir el rastro de los atúnes contaminados para descubrir las aún desconocidas razones de sus movimientos migratorios.
Ese pez, también conocido como atún de aleta azul o bluefin, se desarrolla en los alrededores de Japón y cruza nueve mil kilómetros de océano hacia el este.
Algunos ejemplares hacen el viaje varias veces a lo largo de su vida, otros pasan años cerca de la costa americana, pero vuelven a las aguas donde nacieron para reproducirse. |