María Albert Hernández

Villahermosa, Tabasco.- El 50 por ciento de la lluvia que ha caído en Tabasco en las últimas dos décadas ha sido ácida; dicho fenómeno afecta negativamente el suelo, el agua y la producción agropecuaria, además de impedir el desarrollo de plantas y animales susceptibles a sus efectos. 

La acidez presente en las precipitaciones obedece a las emisiones de contaminantes a la atmósfera, algo que ha sido agravado ante malas prácticas humanas -como las quemas constantes-, el aumento de automotores y la presencia de actividad industrial y petrolera.

Así lo señalan los estudios realizados por la doctora Hermicenda Pérez Vidal, profesora investigadora de la UJAT, quien desde 1988 ha monitoreado la lluvia que cae en los municipios de Cunduacán, Colmalcalco, Jalpa de Méndez y Centro, encontrando que hay suficientes evidencias para encender la "alerta" ambiental ante los daños a corto y largo plazo provocados por la lluvia ácida.

"La problemática ambiental que presenta el estado de Tabasco se debe principalmente a las actividades de la explotación de los mantos petrolíferos y de una manera significativa a los ingenios azucareros, ya que el gran aporte de contaminantes se debe a la quema de combustibles fósiles y no fósiles en sus procesos de combustión respectivamente" señaló.

Hay ácidos -abundó- que son transportados por el viento y depositados tanto en el suelo o cuerpos de agua, así como en plantas y ciertos materiales; debido a la naturaleza oxidante de dichos compuestos cambia sus propiedades químicas, alterando la mayoría de las veces su potencial de hidrógeno.

"La lluvia ácida constituye una consecuencia directa de los mecanismos de auto limpieza de la propia atmósfera al arrastrar consigo partículas en suspensión y gases solubles, pero a la que la actividad humana ha dado unas dimensiones tales que, en ocasiones, dejan incompleta dicha acción" apuntó.

Casi vinagre...

De acuerdo al Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) de la Semarnat, para determinar la acidez de un líquido se utiliza una escala llamada PH (potencial hidrógeno). Esta varia de 0 a 14, siendo 0 el mas ácido y 14 el más alcalino (contrario al acido). El agua pura tiene un PH de 7 y normalmente la lluvia mantiene valores de entre 5 y 6.

Sin embargo, en zonas con la atmósfera contaminada la lluvia tiene valores de PH de hasta 4 ó 3 y en otras puede llegar a ser de 2 ó 3, es decir similar al del zumo del limón o al del vinagre. Precisamente en los monitoreos realizados en la División Académica de Ciencias Básicas de la UJAT, han revelado que en Tabasco ya ha caído lluvia con valores de 3, es decir, casi vinagre.

"Un PH de 3 no es deseable y ya lo hemos registrado; cuando estamos viendo que ese valor va hacia abajo podemos decir que estamos en semáforos en amarillo. Pudiéramos estar hablando de daños que no hemos cuantificado", expresó la también maestra en Ingeniería Ambiental.

"En cuanto a las fuentes de emisión de contaminantes que pueden originar la acidez en la lluvia se deben principalmente a las diversas actividades que realiza la industria petrolera emitiendo a la atmósfera cantidades considerables de contaminantes que son producto de la quema de gas natural y otros desechos de petróleo tales como residuos de crudo" aseveró.

La lluvia que producen estas nubes, que contienen pequeñas partículas de ácido, de ahí el nombre de "lluvia ácida".

Estas precipitaciones acidificadas tienen una gran cantidad de efectos nocivos en los ecosistemas y sobre los materiales. Al aumentar la acidez de las aguas de ríos y lagos, produce trastornos importantes en la vida acuática. Algunas especies de plantas y animales logran adaptarse a las nuevas condiciones para sobrevivir en la acidez del agua, pero otras no y mueren.

"En general los efectos se ven desde la corrosión de monumentos históricos, hasta el daño a plantas, cuerpos de agua y suelo" aseveró.

Advirtió que a la larga la acidez podría dañar la producción agrícola al restar nutrientes al suelo, además de detener el crecimiento de árboles y terminar con la vida que habita los cuerpos de agua.

Frente a ello, Pérez Vidal recomendó iniciar acciones urgentes para mitigar y frenar la emisión de contaminantes a la atmósfera y de esta manera detener la acidificación de la lluvia.