La instalación de la hidroeléctrica de Zongolica desplazó los recursos naturales de las comunidades indígenas, pero también afectó su identidad cultural, aseveró el biólogo Felipe Lara Hernández, integrante del grupo Rescate y Conservación de las Altas Montañas.
El participante en el décimo Encuentro Nacional del Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos, señaló que desde su instalación, este tipo de plantas genera un desequilibrio ecológico.
“Con su llegada se dan también cambios en los usos y costumbres de la gente, sobre todo porque aquí nunca se informó a la población de las comunidades sobre el uso que se daría a los terrenos”, comentó.
Atribuyó esta situación a la poca información que se brinda cuando se hacen gestiones para llevar a cabo este tipo de proyectos, pues de antemano se sabe que causan inquietud social.
Recordó que previo al inicio de los trabajos, se mencionó que se contrataría a gente de la región para brindarle una opción de trabajo, sin embargo, durante la construcción de la hidroeléctrica, propiedad de la empresa Electricidad del Golfo, fueron pocos a los que se contrató de manera temporal.
Principalmente se contrató a habitantes de Mixtla de Altamirano, San Juan Texhuacan y el municipio de Zongolica, pero los salarios fueron más bien bajos y no hubo prestaciones sociales, mencionó.
“En la temporada de estiaje, algunas comunidades de la parte baja de Texhuacan y Mixtla de Altamirano se quejaron porque no había agua, ya que al parecer la hidroeléctrica comenzó a almacenar el líquido en al área de captación, contrario a lo que se venía mencionando”, apuntó.
El biólogo mencionó que algo que causa preocupación es que la población no recibe capacitación para actuar en caso de alguna contingencia.
“Podría darse el caso de una inundación o la fractura de alguna pared de la presa o hasta el desgajamiento de un cerro cercano a esas instalaciones, lo que es motivo de inquietud”, comentó.