Chilpancingo, La Comisión de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento del Estado de Guerrero (Capaseg) informó que la ciudad de Chilpancingo derrama más de 220 litros por segundo de aguas negras en el río Azul, ya que la planta tratadora de la capital sufrió daños graves por la tormenta tropical Manuel.
El director de la Capaseg, Arturo Palma Carro, indicó que la planta tratadora de aguas residuales de Chilpancingo opera apenas a 40 por ciento de su capacidad, aunque las instalaciones permanecen paralizadas desde las lluvias del 14, 15 y 16 de septiembre.
Subrayó que independientemente de los daños que sufrió la planta tratadora de aguas negras por la tormenta tropical Manuel, aún falta por construirse la red de colectores marginales que impedirán que los drenajes de la ciudad viertan sus aguas en el cauce del río Huacapa.
“La planta tratadora ya está lista, pero para reinstalar la conexión necesitamos hacer algunas demoliciones (que obstruyen la habilitación de colectores marginales), pero ya pronto el municipio nos liberará algunos predios, lo que se llevará un plazo de aproximados 20 días”, explicó el funcionario.
Aunque al acudir al lugar se observa que la planta tratadora está completamente detenida, el director de Capaseg sostiene que ya opera al 40 por ciento de su capacidad.
Ante los cuestionamientos, no le quedó más que aceptar que “lamentablemente, la mayor parte de las aguas residuales se vierten sobre el río Huacapa”.
Palma Carro indicó que las aguas negras que se generan en Chilpancingo llegan hasta el río Azul, principal destino turístico de la región Norte.
Sin embargo, aseguró que en el trayecto, el agua vive un proceso de saneamiento natural, de tal manera que al llegar hasta el río Azul no va tan contaminada.
El funcionario estatal también detalló: “Chilpancingo produce alrededor de 200 a 220 litros de aguas negras por segundo, aunque eso depende de la cantidad de agua potable que haya en la ciudad”.
El titular de la Capaseg comentó que si los trabajos avanzan como hasta el momento, la planta podrá funcionar a su capacidad antes de que cierre el año, mientras, la mayor parte de los residuos seguirán desahogándose en el cauce del Huacapa.