Ambientalistas de ambos lados de la frontera temen que la radiactividad de un depósito de armas en Fort Bliss tenga impactos negativos en el medio ambiente regional y mencionaron la posibilidad de que haya contaminado el manto acuífero del Bolsón de Hueco.
Así mismo se mostraron escépticos de las declaraciones de la Oficina de Información Pública de Fort Bliss, que aseguró es bajo el riesgo de contaminación radiactiva procedente de un área de búnkers del campo aéreo Biggs, en donde se detectaron residuos procedentes de materiales nucleares no especificados, los cuales fueron enterrados en ese sitio por la Fuerza Aérea en 1966, antes de que la base militar pasara al Ejército.
“No basta que nos digan que no son peligrosos sólo porque no hay rayos gama, ya que los rayos alfa son igual de peligrosos, así como los beta, lo único es que los tres actúan de manera diferente”, dijo el ambientalista paseño Bill Addington.
El activista dijo que es prematura la afirmación del Ejército en cuanto a que los niveles de radiación son bajos y que no representan peligro, ya que antes debe precisarse con exactitud el área de alcance de los materiales radiactivos y si no han contaminado el subsuelo.
“Hasta el momento han detectado niveles bajos de contaminación en los equipos del edificio, pero los materiales están enterrados, así que aún no saben si existe un daño considerable o no, ellos apenas están haciendo la investigación”, dijo.
En Ciudad Juárez, activistas pro medio ambiente indicaron que la situación es “preocupante”.
Manuel Robles, director del Museo de San Agustín y miembro de la Coordinadora Regional Fronteriza (COREF), dijo que el Gobierno de México y la ciudadanía fronteriza deben exigir a las autoridades de Estados Unidos una explicación satisfactoria.
Mencionó que la situación es “indignante”, ya que existen tratados entre los dos países que establecen que a 62 millas (100 kilómetros) del límíte internacional no deben existir depósitos de este tipo de material, argumento que fue esgrimido en la controversia de Sierra Blanca, Texas, donde se prohibió la apertura de un cementerio nuclear a finales de los 90.
Robles manifestó que lo ocurrido merece una investigación profunda y ajena a las agencias de los gobiernos de Estados Unidos y México, acción que debe ser dejada en manos de civiles que hagan una indagación objetiva.
“Como ciudadanos queremos tener la seguridad de que el material no vaya a dañar el subsuelo. Pueden decir que ya lo enterraron, que está confinado, pero aunque esté blindado con concreto los rayos gamma y beta lo atraviesan y ocasionan daño”, argumentó.
En este mismo sentido se manifestó el ambientalista paseño Bill Addington, quien mencionó que existen componentes químicos como el tritium, utilizado en la fabricación de bombas nucleares de plutonio, que pueden filtrarse al subsuelo y contaminar los mantos acuíferos.
“Estos componentes son radiactivos y su peligrosidad no se puede medir por la intensidad de su acción, comparando por ejemplo partículas alfa con las beta o gama, ya que la emisión de radiación alfa que aparentemente no es tan inmediata puede ser devastadora al ser ingerida en líquidos o alimentos”, afirmó Adington.
Especuló que los materiales podrían ser partes de misiles y bombas nucleares almacenados en el lugar durante la Guerra Fría.
“Puede haber cabezas de bombas nucleares en ese lugar. Deben decirnos lo que está pasando porque es importante para todos, no sólo para Fort Bliss. Recordemos que la base militar está justo encima del Bolsón de Hueco, que es nuestro manto acuífero, y si la contaminación radiactiva de este depósito está permeando al bolsón sería una situación de alta gravedad que involucra a tres estados y dos países”, dijo Addington.
Por su parte, la doctora en Ingeniería Ambiental Mariana Chew señaló que la existencia de material radiactivo en la zona viene a sumarse a los altos niveles de contaminación de El Paso.
“El Paso actualmente es una de las comunidades con más casos de cáncer en el estado de Texas –especialmente cáncer de seno– y esto probablemente es por todo el ambiente de alta contaminación en el que vivimos”, indicó.
Chew advirtió que se debe investigar a fondo el impacto que la radiación en Fort Bliss pudiera haber causado a la población.
El juarense Juan Carlos Martínez Prado, activista ambiental y uno de los coordinadores del Colectivo Contra la Demolición de las Torres de Asarco, consideró que debido a la ubicación geográfica de Fort Bliss, las autoridades mexicanas deberían intervenir.
Señaló que el Gobierno mexicano debe exigir a su contraparte salvaguardar el medio ambiente de la región en todo lo que significa: aire, tierra y agua.
Recordó que existe una serie de tratados entre ambas naciones en donde se comprometen a proteger el medio ambiente.
“Tenemos derecho a conocer qué tipo de riesgos corremos como ciudadanos, porque debido a lo cerca que estamos el peligro es alto mientras se llega a comprobar su existencia”, declaró.
Al respecto, el vocero de Fort Bliss, Mayor Joe Buccino, dijo que la Comandancia General de la 1era. División de Blindados ofrecerá otra conferencia de prensa para dar a conocer más información relacionada con hallazgo de estos contaminantes.
“Daremos una segunda rueda de prensa para hablar de los resultados de los estudios que se están realizando en esa área. Por ahora no puedo hacer ninguna otra declaración”, expresó.
El vocero de la base militar dijo en un comunicado que las declaraciones oficiales con respecto este caso serán dadas a conocer mañana viernes a las 9:00 a.m. en el Salón de Conferencias del Comando General.
Una investigación periodística de la Radio Pública Nacional (NPR por sus siglas en ingles) en su sitio www.npr.org ubica a El Paso en la clasificación 5, la cual es dada a los sitios más contaminados del país.