GUADALAJARA, JALISCO.-  En dos días, la Presa del Hurtado se convirtió en una fosa común de peces. Miles de ellos, encimados y con las moscas escondiéndose en sus orificios, bordean el límite del agua, coloreada de negro por un derrame de melaza proveniente de una empresa en Tlajomulco.

Entre los peces que yacen muertos en la presa se forman pequeñas ondas, parecidas a las que forma la lluvia; el detalle es que no cae agua del cielo: las ondas son formadas por los peces que boquean en su lucha por sobrevivir. Al final del día saldrán a flote y serán parte de esa alfombra blanca que cubre a la presa.

Los pescadores de Acatlán de Juárez -el principal municipio afectado- ven morir a su fuente de trabajo. Los comerciantes que instalaron sus restaurantes alrededor de la presa contemplan cómo se pierde el producto que ofertan en sus negocios. Se estima que unas 80 familias son afectadas de manera directa por esta contingencia ambiental. A cambio, recibieron promesas.

Emetrio Corona Vázquez, alcalde del municipio, acudió a la localidad de San Pedro Valencia, en donde se encuentra la presa. Ante los pescadores fue claro: lo más que puede hacer el Ayuntamiento es acompañarlos en las gestiones, porque no hay recursos y no compete al municipio arreglar el problema. A los trabajadores que los escuchaban mientras estaban de espalda al ecocidio, no les quedó de otra que aceptar la situación mientras recibían cubrebocas para protegerse de la pestilencia, potenciada por el sofocante calor de la tarde.

Desde hace 15 días lo venían venir

Los pescadores de la zona habían parado sus labores desde hace casi un mes. Primero fue porque notaron una baja considerable en el nivel de agua de la presa. Después, vieron el anuncio de la peor situación: había peces que comenzaban a aparecer muertos. Cuando llegaron al origen del problema, éste ya era incorregible: la melaza avanzaba desde la empresa ubicada en Tlajomulco. Fue entonces cuando alertaron a la autoridad.

Juan José Jiménez Zacarías, director de Planeación y Promoción Económica del municipio -de esta estancia depende la protección al medio ambiente- dice que, contrario a lo que señalan algunos pescadores, el reporte se atendió con oportunidad: "Se dio parte inmediatamente a las autoridades competentes. Hay que recordar que éste es un vaso federal, lo que hizo la autoridad municipal fue dar aviso a las autoridades competentes. Se tomaron medidas, a ellos (los pescadores) les consta; nos acompañaron a recorridos de monitoreo".

El problema fue cuando los pescadores acudieron a la delegación estatal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa). Debido a que el delegado estaba ocupado en una reunión -o al menos eso les dijeron a los trabajadores-, los atendió otro funcionario, quien les expresó que las consecuencias del derrame no eran competencia de esta estancia, ya que no se trataba de una sustancia tóxica. Jiménez Zacarías cuestiona: "¿Qué más tóxico se necesita si está provocando esta mortalidad de peces? El problema es que por aquí ya han llegado diversas autoridades, principalmente estatales, pero Profepa ha sido el gran ausente". La estimación es que serán entre 100 y 200 toneladas de peces muertos.

Fuente de trabajo perdida

La contingencia ambiental podría levantarse en seis o siete meses si las condiciones climáticas son favorables para la localidad de San Pedro Valencia, pero los pescadores están resignados a que no volverán a trabajar en el lugar hasta dentro de dos años, cuando se haya reproducido una cantidad de peces similar a la que había antes del ecocidio.

Gerardo Flores es uno de los que da la cara por estos trabajadores. Es secretario de la cooperativa que integran. Si bien son más de 30 pescadores los que salen afectados por el derrame, dice, el problema pega a unas 100 familias si se suma a los comerciantes de la zona.

"¿En este tiempo de qué vamos a vivir? Es el único sustento que tenemos", dice mientras está parado a pocos centímetros de un bulto formado por animales acuáticos muertos. En los días buenos, cada pescador logra captar de 30 a 40 kilos de peces; cada uno lo vende en 18 pesos. Cuando todo les jugaba en contra, la pesca era de entre 10 y 15 kilos. El problema es que no les queda ni eso: sólo tienen la promesa de que habrá apoyo. Nada más.

EL DATO

Clausuran empresa

El Ayuntamiento de Tlajomulco confirmó que la empresa responsable del derrame fue clausurada hoy, alrededor de las 08:30 horas. La autoridad municipal afirma que no volverá a abrir hasta que cumpla todas las medidas ambientales que se le exigen.